La polémica “mano” no cobrada del jugador
Thierry Henry en el partido frente a la selección
de Irlanda –que perdió la opción de ir al
Mundial de Sudáfrica- o el comentado error de
Oscar del Solar que dejó a Rangers en segunda
división, con sus repercusiones deportivas y
su impacto mediático muestran lo que es capaz
de mover el fútbol, como se vio en el foro debate
dedicado a analizar el impacto del social y cultural
de este deporte convocado por el Grupo de
Estudios Olímpicos y Sociales del departamento
de Educación Física.
El jefe de la carrera de Antropología, Rodrigo
Herrera, y el entrenador de Universidad de Concepción,
Jorge Pellicer, se hicieron parte de la
actividad que tuvo como moderador al académico
de la unidad y director de Servicios Estudiantiles,
Miguel Cornejo.
Compilador del libro Fútbol, cultura y sociedad,
el antropólogo -quien confesó que de pequeño
ha envidiado el mundo de los futbolistas- vive
este deporte como una pasión que ha tratado de
conciliar con el mundo académico. Para Herrera,
el fútbol es una cultura complejísima, un “fenómeno
social total”, con muchas formas de establecer
vínculos entre las personas, creando además
adhesiones y sentimientos de pertenencia. “El fútbol es nuestro y es resultado de lo que nosotros
hacemos de él. No es posible domarlo al
antojo de nadie y por eso siempre hay mucha
gente rondándolo”, dijo el docente.
Pellicer, en tanto, reconoce que su postura frente
al fútbol es más bien “fome”, porque su mirada
está centrada en los aspectos técnicos, estructura
y resultados. Así, para el entrenador, el
fútbol es ante todo un juego, que implica una serie
de elementos –fundamentos técnicos (conocimientos),
objetivos, estrategia, principios- que,
como mostró en su exposición, pueden extrapolarse
a la vida.