Instituto Profesional Virginio Gómez inauguró moderno edificio
Para el Rector del
instituto profesional,
el nuevo edificio
va a responder a
los requerimientos
de espacio que se
estaban manifestando
desde hace algún
tiempo. “Es una
construcción
moderna, una joya
arquitectónica,
luminosa y abierta a
la ciudad”.
En pleno proceso de acreditación,
el Instituto Profesional Virginio
Gómez, que forma parte del
proyecto educativo de la Universidad
de Concepción a través de
Sociedad Educacional Atenea
S.A., inauguró el fin de semana
pasado su nuevo edificio, ubicado
en Cochrane 32, consolidando
el desarrollo del centro de educación
superior y reforzando el liderazgo
de la formación de profesionales
y técnicos alcanzados
durante sus 20 años de existencia.
La ceremonia contó con la presencia
de la jefa de la División de
Educación Superior del Ministerio
de Educación, Sally Bendersky;
de autoridades de la Corporación
Universidad de Concepción,
encabezadas por el rector Sergio
Lavanchy; de integrantes de
la Sociedad Educacional Atenea,
representadas por el presidente
del directorio, Joel Zambrano;
autoridades de gobierno, de las
Fuerzas Armadas y de Orden, así
como diversos invitados de los ámbitos universitarios, educacionales,
gremiales y empresariales.
En la ocasión, el rector Lavanchy
se manifestó satisfecho al inaugurar
el nuevo y moderno edificio
que, dijo, cumple con un ansiado
anhelo de la comunidad del Instituto
y de la Corporación Universidad
de Concepción.
“Este es, sin duda, el resultado
de dos décadas de exitosa trayectoria
en la formación de profesionales
y técnicos, una feliz
coincidencia con la celebración
de los noventa años desde que
la Universidad de Concepción iniciara
su misión educacional en
nuestro país y, en especial, en la
Región del Bío Bío”.
Junto con recordar los orígenes
y desarrollo posterior del Instituto
Profesional, Lavanchy se refirió a
la misión de la institución educacional, “formación de profesionales
y técnicos que respondan a
interés y los requerimientos del
país en un contexto globalizado”,
destacando su eficaz contribución
a la movilidad social, al contar
entre la mayor parte de sus
seis mil titulados a personas que
provienen de los estratos económicos
que requieren un mayor
apoyo para realizar estudios superiores.
Junto con referirse a las bondades
del nuevo edificio, Lavanchy
destacó la labor del personal del
Instituto, liderado por su rector
Claudio Sáez, “por la eficiencia
con que han llevado adelante los
propósitos institucionales y por
los importantes logros alcanzados
en estas dos décadas de notable
trayectoria”.
Enseñar de acuerdo a
las necesidades del
mercado
Recientemente la Revista Índices
del Consejo Superior de Educación
posicionó al Instituto Virginio
Gómez como el Instituto Profesional
con mayor captación de
matrícula en primer año y con
mayor matrícula total en la Región
del Bío Bío. Para el rector del
IPVG, Claudio Sáez, “esto, que
es una constatación externa, nos
compromete grandemente pues
nos obliga a responder a los requerimientos
y a las confianzas
en la dimensión de la mayor calidad”.
En un discurso lleno de simbolismos,
Sáez señaló “que estemos
enfrentando cientos de
cubos de hormigón, miles de
kilos de acero, cientos de metros
cuadrados de cristales,
miles de kilos de aluminio y kilómetros
y kilómetros de conductores
por donde nos alimentamos
de la energía que requerimos y
por donde transitan los datos en
nuestra sociedad del conocimiento,
todo ordenado en una concepción
espacial armónica con una
perfecta melodía no es azar,
desde luego, que no es
azar esto que describo,
es la expresión
de las necesidades
que se fueron
delineando con el
correr del tiempo en
un proceso en que
convergen aquellos
deseos de nuestros
futuros alumnos que
se incorporarán a
nuestra gran familia
con el trabajo de
descubrir y encontrar,
también, cuáles
son las mejores herramientas que deben
ponerse al servicio de las carreras
que le aseguren a nuestros
egresados una buena formación
académica con el matiz adecuado
de lo teórico y lo práctico”.
Al manifestar que “inaugurar es
como consagrar un espacio en
tanto es su destino, que en nuestro
caso, es el de la academia”, el
rector del Instituto dijo que “una
de las preocupaciones que hemos
tenido desde años ha sido
que lo que enseñemos esté en
consonancia con las verdaderas
necesidades del mercado,
acercando los programas de
estudios a aquellas necesidades
con un proceso
complejo
que pasa por
la detección
de ellas hasta llegar a elaborar el
perfil profesional”.
Agregó que en ese contexto la
interacción con las empresas es
vital y ese insumo determina que
la formación esté en un sentido
u otro. “Adentrándonos un poco
más en el proceso de enseñanza
aprendizaje movilizamos los recursos
para que la dedicación de
los alumnos sea tal que fomente
el trabajo en equipo y la plataforma
didác- tica sea en base a
resolu- ción de problemas
con
una
mirada en la solución de ellos en
ambiente real, esto es, multidisciplinaria
y sistémica o de totalidad”,
señaló.
La jefa de la División de Educación
Superior, Sally Bendersky,
manifestó que su presencia en
la ceremonia se debió al interés
de mostrar “la visión del Ministerio
de Educación en relación con
la enorme importancia de la formación
profesional que debiera
ser generadora de profesionales
y técnicos al igual que los centros
de formación técnica y las universidades”.
En el Mineduc, dijo, “creemos
que la labor de la universidad
es crucial y nos gustaría
promover cada vez
las labores de
investigación
y
desarrollo.
Sin
embargo, el mundo productivo
y la sociedad también requieren
de aquellos que son capaces de
aplicar los conocimientos a nivel
técnico y profesional”.
Edificio laboratorio
Con nueve mil seiscientos metros
cuadrados construidos y una inversión
de 4 mil 200 millones de
pesos, el nuevo edificio del Instituto
Profesional Virginio Gómez
promete convertirse en un referente
de la arquitectura en Concepción.
Son ocho pisos más dos niveles
y medio de estacionamientos los
que albergarán a los 4 mil alumnos
actuales del Instituto Profesional
(en total son 7 mil los jóvenes
que estudian en la tres
sedes), además de todos los futuros
estudiantes que demanden
formación en este centro educacional.
La construcción, que incluye 11
salas de clases, 21 laboratorios
y clínicas para las distintas
carreras que allí
se imparten, un
auditorio
para 100 personas que permite
la realización de actividades académicas
y artístico-culturales, así
como terrazas en prácticamente
todos los niveles (las que permiten
un desahogo y han sido definidos
como patios aéreos), fue
realizado en hormigón arquitectónico,
donde el material se deja a
la vista, lo que implica un cuidado
trabajo en la presentación y, que
en el caso de esta obra, implicó trabajar de manera conjunta con
las empresas de moldajes para
obtener un buen resultado final.
El arquitecto, Manuel Durán, señala
que se trata de un edificio
muy franco. “El concepto utilizado
pasa por mostrar todas las
estructuras, las instalaciones, de
modo que además de albergar a
los estudiantes sea una suerte de
laboratorio en sí mismo”.
Hormigón armado, madera y vidrio
son los materiales protagonistas.
El uso de plantas libres y
la gran flexibilidad de los espacios
son otras de las características,
así como la integración con
el entorno urbano a través de la
trasparencia, los ventanales, el
gran atrio que precede la entrada
y una pileta en uno de sus costados.