A pocos días de cumplir 101 años, falleció quien es
considerado fundador de la antropología estructural e
introductor del enfoque estructuralista; el antropólogo
francés Claude Lévi-Strauss. Por esta razón, el departamento
de Sociología y Antropología de la facultad
de Ciencias Sociales de nuestra Universidad, rindió
un homenaje a este destacado intelectual, el que
contó con la participación de Manuel Baeza, director
de dicha unidad, Andrea Aravena, docente de la carrera
de Antropología y el profesor de la Universidad
de Genève, Christian Lalive d´Epinay.
Baeza indicó que la obra de Lévi-Strauss se sitúa
desde sus orígenes con el ánimo de establecer una
ruptura con lo que él consideraba los excesos insoportables
del historicismo, ya que esos elementos
constituían una permanencia a lo directamente observable, “en mi opinión en su obra hay empero, una
suerte de determinismo que la marca; aquél de las estructuras
mentales más recónditas. En otras palabras:
el inconsciente”, señaló el Director.
Según explicó Baeza, Lévi-Strauss formuló que la
estructura es un modelo de un grupo de relaciones
no visibles -el parentesco, mito, etcétera-, que se encuentra
sostenido por el inconsciente colectivo, tras lo
concreto y observable.
El humanismo de Lévi-Strauss
Aravena, indicó que el estudio de las relaciones de los
seres humanos y la sociedad con su entorno fue parte
del trabajo que realizó el francés, quien llevó a una
reflexión acerca de la sociedad, donde no hay mejores
ni peores y encontrando similitudes entre sistemas
aparentemente diferentes. Además, señaló otras
características de él, como sus aptitudes artísticas y
la capacidad de decir en forma clara cosas complejas “de una forma hermosa y con estilo”, puntualizó la
académica.
En este sentido, Baeza señaló que el uso del término “etnia” antes que “raza”, donde la primera da cuenta
de diferencias básicamente culturales, fue otro de
los puntos acuñados por el homenajeado. Esto se vio
representado en sus textos Raza e historia y El pensamiento
salvaje, defendiendo la diversidad humana
al no existir superioridad de algunas personas sobre
otras, y que el conocimiento no puede ser medido de
una forma única, concebida por “occidentales civilizados”,
acotó el docente.
Por su parte, Lalive d´Epinay, compartió con los asistentes,
anécdotas y vivencias de Lévi-Strauss, a quien
conoció en persona. Indicó que, en el último tiempo,
el francés se encontraba dentro de un diálogo frustrante,
donde su mente generaba ideas y teorías, pero
su cuerpo no le permitía realizar el trabajo de darles
forma. Luego de 100 años de vida, ya no se sentía
parte de este mundo, indicó Lalive d´Epinay, ya que
vivimos en una sociedad dinámica, no de reproducción
del conocimiento, donde la experiencia ilumina a
los más jóvenes, señaló.