Una convencida
que la enseñanza
de un segundo
idioma es una
obligación y una
inversión más que un
gasto.
La economista chillaneja
Claudia Ibáñez Elcano (tres hijos)
es la directora de América
del Norte de la dirección de
Promoción y Exportaciones,
ProChile, del ministerio de Relaciones
Exteriores. Profesional
de nuestra Universidad, su
llegada a Concepción desde
su ciudad de origen estuvo definida
por la cercanía geográfica,
pero también por la ligazón
del plantel con su padre Mario
Ibáñez, uno de los fundadores
y académico de la Facultad
de Agronomía en Chillán. El ya
está retirado-recuerda-Claudia,
pero sigue activo profesionalmente.
Los años ochenta están de
moda, ¿cómo fueron los suyos
en la U.?
El año 1980 ingresé a Ingeniería
Civil Química. Ello me permitió
comprobar que lo mío no
era la física ni la química, así
que al año siguiente, en 1981,
ingresé a la Facultad de Economía.
Los ochenta constituyeron,
en lo personal, una experiencia
nueva, una vivencia
distinta. Por primera vez lejos
de casa, que incluía un sentimiento
de libertad, porque salir
del hogar tenía su lado muy
entretenido. Toca asumir responsabilidades
y dedicarse al
estudio de manera seria y persistente.
Los ochenta, como
universitaria, fueron años de
gran efervescencia política con
momentos de mucha adrenalina,
pero que también dejaron
una experiencia importante.
¿Quiénes formaron parte de
su generación?
Patricia Berástegui, Francisco
Tapia, Francisco Contreras,
Jorge Condeza, Carmen Gloria
Fuentealba, Juan Carlos Ramos,
entre otros. Ellos y varios
más han sabido desempeñarse
muy bien en sus respectivos
trabajos.
Cuéntenos su experiencia en
el ámbito de las relaciones
comerciales internacionales.
Tras recibirme en 1985, al año
siguiente ingreso al ministerio
de Relaciones Exteriores. En
1991 me traslado a Concepción
a hacerme cargo del proyecto
piloto de creación de la primera
oficina regional de ProChile.
Estuve siete años excelentes
donde me tocó formar equipos ,
dar a conocer el trabajo de Pro-
Chile en terreno, brindar apoyo
especializado a las empresas
que querían exportar y detectar
los potenciales rubros de
la región. Entre quienes formaron
mi equipo en aquel entonces
está Marcela Aravena, otra
exalumna, que parte en enero
como Agregada Comercial de
ProChile en Costa Rica.
¿También le tocó trabajar
fuera de Chile?
Regreso a Santiago el 2002
a trabajar en el Departamento
América Latina y posteriormente
viajo como agregado comercial
a Canadá. Me fui con
camas y petacas, pues estuve
cinco años y con toda mi familia.
Otra experiencia nueva
para mí . Elaborar estrategias
de promoción en el primer país
con el cual Chile firmó un TLC;
abrir nuevos mercados, estudiar
productos. Vivía en Toronto
que es el gran centro comercial
de Canadá. Entre Chile y Canadá
hay bastante complemento,
afinidad y visiones económicas
similares. Es un país de inmigrantes,
multicultural y con niveles
de desarrollo muy altos.
Regresé a mediados de 2007,
con gran pesar de mis hijos mayores,
que querían seguir viviendo
allá.
¿Su actual trabajo en qué consiste?
Es la coordinación directa con
las oficinas comerciales de
América del Norte, seis en Estados
Unidos; dos en México y
dos en Canadá. En total diez
oficinas con las cuales generamos
inteligencia sobre los
mercados y elaboramos información
útil para los empresarios.
Hay muchas empresas
exportando, con diversidad de
productos. Es lejos el mercado
natural más importante para
Chile, con excepción de China
para los commodities. Por
otra parte nos interesa promover
Chile como plataforma comercial
en América Latina. Que
empresas vengan, se instalen y
produzcan. Tenemos infinidad
de redes de libre comercio con
reglas muy claras lo que aumenta
la competitividad.
¿Es una viajera frecuente?
Lo suficiente y necesario. Es un
trabajo variado, creativo, versátil,
donde hay mucho que hacer
y donde los apoyos muestran
resultados a mediano y largo
plazo.
¿Usted es un ejemplo concreto
de la importancia de
ser bilingüe?
Una convencida que la enseñanza
de un segundo idioma es
una obligación y una inversión
más que un gasto. Por supuesto
yo aprendí inglés en el camino,
pero con mis hijos tengo
claridad en que la propuesta de
presente y futuro es con inglés.
En el caso de mis hijos ya tienen
inglés y francés adquiridos
y eso me enorgullece.
¿Cuán importantes son las
universidades en el tema del
comercio internacional?
Son fundamentales porque tienen
la capacidad de formar los
profesionales que se desempeñarán
en el futuro en un área
que cada vez será más decisiva;
pueden recibir y así lo están
haciendo a alumnos de distintas
latitudes que vienen a formarse
a Chile porque consideran
que nuestro país tiene las
condiciones requeridas para
estudiar una carrera o para adquirir
postítulos y grados. Son
muy demandadas las universidades
chilenas. Ese intercambio
es útil.
¿Cuál es el recuerdo principal
al evocar la Universidad?
Primero como mi Alma Mater, el
lugar donde me formé profesionalmente
y adquirí los elementos
básicos para batirme en la
vida profesional. Por otra parte
está la natural nostalgia de
aquello que fue una época hermosa,
en plena juventud.