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  Nº 656 jueves 03 de diciembre de 2009

 

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•CONTRIBUCIÓN

Un día para la filosofía

El jueves 19 de noviembre recién pasado se celebró el Día Mundial de la Filosofía. Por iniciativa de la Unesco, lo que hasta el año 2005 había sido un día dedicado a esta disciplina, pasó a convertirse en el Día Mundial de la Filosofía, el cual se celebra el tercer jueves de noviembre de cada año. Al proceder de esta manera dicho organismo internacional quiso invitar a desarrollar, en una misma jornada, actividades y debates en torno a cuestiones filosóficas. La razón de tal decisión se encuentra en que el cultivo de la filosofía enseña a reflexionar y a revisar seriamente aquellas convicciones que damos por bien establecidas. De modo que la filosofía puede aportar decisivamente – así lo indica la página institucional de la Unesco - a fundamentar los principios y valores de los cuales la paz mundial depende, como la democracia, los derechos humanos, la justicia
y la igualdad.

Nuestra Universidad ha considerado, desde su fundación, al cultivo de la filosofía como una de sus tareas irrenunciables. Además, su primer rector y fundador la ha tenido como su vocación fundamental. Es por ello que nuestra casa de estudios cuenta con un Departamento que tiene la responsabilidad del cultivo de la filosofía, lo que se materializa en contribuciones como la publicación
regular de la revista Cuadernos de Filosofía y la realización de habituales actividades de extensión académica. A ello se une el trabajo en el ámbito de la docencia donde destaca el Magíster en Filosofía Moral y la prestación de servicios a numerosas carreras en áreas como la ética, la estética, la lógica y la epistemología.

Las loables pretensiones expresadas por la Unesco deben, no obstante, ser tomadas con mesura. El pensamiento crítico y reflexivo, la sincera búsqueda de la verdad y del entendimiento representa, en realidad, un horizonte al cual se aspira, pero que en algunos casos dista de alcanzarse efectivamente. Esto nos recuerda que la tarea de pensar rigurosamente para comprender el fundamento de una determinada cuestión, o bien, el esfuerzo por tratar de ponderar debidamente el alcance de un problema constituyen, ante todo, una tarea que debe permanecer en ejercicio. De lo contrario los conceptos e ideas forjados en esa empresa no tardarían en convertirse en una doctrina.
Sin embargo, esto no desaconseja la atenta lectura de las obras de distintos autores y el afanoso estudio de los numerosos sistemas de pensamiento que desde la antigüedad han sido desarrollados, pues, lo esencial de la filosofía reside en la tarea de pensar. Es este hecho el que hace presente la necesidad de encontrar nuevas y más apropiadas maneras de consolidar la intención que Enrique Molina tuvo para la filosofía en nuestra Universidad. Esta misión no se puede considerar plenamente realizada al dictar algunas asignaturas para una determinada carrera profesional. Antes bien, esta misión llama a la concreción de la tarea propia de la filosofía en nuestra casa de estudios como lo es
la formación de hombres y mujeres capaces de pensar rigurosamente y el cultivo especializado de esta disciplina, a fin de que todo ello contribuya – junto a las ciencias y las artes – al desarrollo de nuestra casa de estudios y, consecuentemente, al desarrollo libre del espíritu.


Juan López Muñoz
jlopez@udec.cl
Departamento de Filosofía

 

 

 

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