El jueves 19 de noviembre recién pasado se
celebró el Día Mundial de la Filosofía. Por
iniciativa de la Unesco, lo que hasta el año
2005 había sido un día dedicado a esta disciplina,
pasó a convertirse en el Día Mundial
de la Filosofía, el cual se celebra el tercer
jueves de noviembre de cada año. Al proceder
de esta manera dicho organismo internacional
quiso invitar a desarrollar, en una
misma jornada, actividades y debates en
torno a cuestiones filosóficas. La razón de
tal decisión se encuentra en que el cultivo
de la filosofía enseña a reflexionar y a revisar
seriamente aquellas convicciones que damos
por bien establecidas. De modo que la
filosofía puede aportar decisivamente – así
lo indica la página institucional de la Unesco
- a fundamentar los principios y valores de
los cuales la paz mundial depende, como la
democracia, los derechos humanos, la justicia
y la igualdad.
Nuestra Universidad ha considerado, desde
su fundación, al cultivo de la filosofía como
una de sus tareas irrenunciables. Además,
su primer rector y fundador la ha tenido
como su vocación fundamental. Es por ello
que nuestra casa de estudios cuenta con un
Departamento que tiene la responsabilidad
del cultivo de la filosofía, lo que se materializa
en contribuciones como la publicación
regular de la revista Cuadernos de Filosofía
y la realización de habituales actividades de
extensión académica. A ello se une el trabajo
en el ámbito de la docencia donde destaca
el Magíster en Filosofía Moral y la prestación
de servicios a numerosas carreras en áreas como la ética, la estética, la lógica y la
epistemología.
Las loables pretensiones expresadas por
la Unesco deben, no obstante, ser tomadas
con mesura. El pensamiento crítico y reflexivo,
la sincera búsqueda de la verdad y
del entendimiento representa, en realidad,
un horizonte al cual se aspira, pero que en
algunos casos dista de alcanzarse efectivamente.
Esto nos recuerda que la tarea de
pensar rigurosamente para comprender el
fundamento de una determinada cuestión, o
bien, el esfuerzo por tratar de ponderar debidamente
el alcance de un problema constituyen,
ante todo, una tarea que debe permanecer
en ejercicio. De lo
contrario los conceptos e
ideas forjados en esa empresa
no tardarían en convertirse
en una doctrina.
Sin embargo, esto no desaconseja
la atenta lectura
de las obras de distintos
autores y el afanoso estudio
de los numerosos
sistemas de pensamiento
que desde la antigüedad
han sido desarrollados,
pues, lo esencial de la filosofía
reside en la tarea de pensar. Es este
hecho el que hace presente la necesidad de
encontrar nuevas y más apropiadas maneras
de consolidar la intención que Enrique
Molina tuvo para la filosofía en nuestra Universidad.
Esta misión no se puede considerar
plenamente realizada al dictar algunas
asignaturas para una determinada carrera
profesional. Antes bien, esta misión llama a
la concreción de la tarea propia de la filosofía
en nuestra casa de estudios como lo es
la formación de hombres y mujeres capaces
de pensar rigurosamente y el cultivo especializado
de esta disciplina, a fin de que todo
ello contribuya – junto a las ciencias y las artes – al desarrollo de nuestra casa de estudios
y, consecuentemente, al desarrollo libre
del espíritu.
Juan López Muñoz
jlopez@udec.cl
Departamento de Filosofía