Fernando Rodríguez Alonso (q.e.p.d)

El 17 de agosto falleció en la capital de su país natal, el médico y bibliotecario de origen español, Fernando Rodríguez Alonso, director de Bibliotecas entre abril de 1964 y septiembre de 1971.

Nombrado en el cargo por el entonces rector Ignacio González Ginouvés, a Rodríguez le correspondió liderar el proceso de reorganización y modernización del sistema bibliotecario, que tenía su sede Barros Arana. Eran los tiempos de la Reforma Universitaria y una biblioteca robusta era pieza importante en el éxito del proceso.

Secretaria de dirección en esa época, Antonieta Soto (Ciencias Políticas) recuerda que en esos años la Universidad no contaba con bibliotecólogos y que la preparación de profesionales fue parte importante del plan modernizador de Rodríguez. Así -cuenta- entre 1964 y 1969 la Universidad se dotó de 13 bibliotecólogos.

Dentro de los adelantos propiciados por Rodríguez se cuentan la creación de un departamento de clasificación y catalogación del material adquirido (adoptándose la norma de catalogación la Anglo American Cataloguing Rules y el esquema de clasificación Dewey); la implementación de un departamento de adquisiciones, el estudio y análisis del proyecto y de los planos del actual edificio de la Biblioteca Central –que terminó de construirse en - la automatización del control de las publicaciones periódicas, el inicio de las colecciones por área de conocimientos (que más tarde desembocaría en las bibliotecas por especialidad) . También se llevó a cabo un análisis de hábitos y necesidades bibliográficas, siendo el primer estudio en su tipo realizado en el país. “El tiempo que mi padre pasó en la Universidad de Concepción (la «U» como decía siempre), son también parte de mi vida, de tanto que le he oído hablar. Sin lugar a dudas fue desde el punto de vista profesional y personal, junto a su paso por la Organización
Mundial de la Salud, su período más feliz y gratificante”, señala desde España su hijo Fernando.

Cuenta que de esa época recuerda historias como “sus peleas con el arquitecto para que olvidase por un instante lo estético e hiciese concesiones a lo práctico, de cómo entre él y el maestro carpintero de la universidad inventaron unos muebles sumamente prácticos para la biblioteca…”. Según su hijo, no hay mejor muestra de lo que la Universidad significaba para su padre que el hecho de que el fondo de pantalla de su computadora fuera una imagen de la Biblioteca.

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