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  Nº 650 miércoles 02 de septiembre de 2009

 

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Televisión actual
El gran dilema de la oferta y la demanda

¿Tenemos la televisión que nos merecemos?, así se tituló la conferencia que el doctor Alejando Navas, especialista en Comunicación y docente de la Universidad de Navarra, España, ofreció a estudiantes de Periodismo de nuestra casa de estudios, invitado por el departamento de Comunicación Social.

Para abordar el tema, expuso el caso del programa alemán Not ruf (Llamada de Auxilio), que espiaba la frecuencia de radio de la policía, bomberos y Cruz Roja, para ir transmitiendo robos, incendios y suicidios. Éste tenía nueve millones de espectadores, los que luego de un debate acerca de su contenido prefirieron cambiar de canal cuando Not ruf varió a la divulgación de primeros auxilios y la dramatización en el estudio de ciertos sucesos policiales, hecho que sin lugar a dudas no gustó en la audiencia. Según señaló Navas “la gente no es tonta, quiere sangre de verdad y no jugo de tomate”.

En este sentido indicó que existe el surgimiento del término televisión basura, donde se ve el incremento exponencial de dos ejes de la condición humana, la vida y la muerte, el sexo y la violencia. Además, el consumo de televisión ha ido en aumento, “a los 18 años una persona ha pasado unas 10 mil horas en el aula y unas 12 mil frente a la pantalla del televisor, computador y videojuego”, enfatizó Navas.

Como relató, actualmente hay muchos más canales –públicos y privados- de los que habían antes. La principal fuente de financiamiento de éstos es la publicidad, generando una pelea a muerte por atraer a la audiencia.

Por otro lado, las 12 mil horas del adolescente frente a la pantalla tiene sus efectos. Como indicó Navas, la obesidad en los niños tiene mucha relación con el tiempo que pasan frente a la pantalla, ya que en cuanto al gasto de energía ver televisión es equivalente a dormir.

En su perspectiva, esta situación no debe quedar así, ya que los efectos en la población son preocupantes. La solución no va tanto por la vía jurídica, sino de la ciudadanía, exigiendo al gobierno que los canales públicos cumplan una función ciudadana, enfatizó.

 

 

 


 

 

 

 

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