“Cuando te enfrentas al mundo real, te encuentras con el mundo de la Universidad de Concepción”
Reconoce “no pegarle ni al quinto bote” a la pelota y quienes lo conocen le preguntan qué hace en el fútbol y le enrostran esta condición. Sin embargo, Felipe Israel siempre ha sido hincha de este deporte y de manera circunstancial se convirtió en el segundo de abordo de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional.
Hijo del conocido empresario local y directivo del Club Deportivo Universidad de Concepción, Marcos Israel, este auditor y hombre de negocios de 48 años, dice que llegó a la ANFP, debido a que le pidieron que, por su estadía en Santiago, asistiera a las reuniones en Quilín en representación del club UdeC, por lo que fue esta relación en el ámbito dirigencial, la que desencadenó su integración al directorio que preside Harold Mayne-Nicholls. Con motivo del aniversario número 15 del club de sus amores y en su calidad de vicepresidente de la ANFP, Felipe Israel visitó la ciudad y se dio el tiempo para hablar de su época de estudiante, su vínculo con nuestra casa de estudios y las proyecciones que la UdeC debiera tomar en el tiempo.
¿Cómo se gesta tu vínculo desde los inicios con la Universidad de Concepción?
La relación ha existido desde siempre, porque mi papá siempre ha estado ligado de una u otra forma a la Universidad y participó en la apertura de la Unidad Académica de Los Ángeles. Además, en esos años estaban las universidades estatales y un par de institutos. No había otra opción que ingresar a la Universidad de Concepción. Ahora, con todo orgullo, porque la verdad es que la Universidad siempre ha estado rankeada entre las mejores de Chile. Yo me siento muy orgulloso de haber pasado por la UdeC, creo que me dio bastante conocimiento, me ayudó mucho en la parte empresarial, porque nosotros manejábamos negocios de retail, donde la carrera de Auditoría era la que había que estudiar para gerenciar este tipo de negocios”.
Te veo como dirigente del fútbol, me imagino que en tu época de estudiante organizabas campeonatos o estabas en el Centro de Alumnos de la carrera...
Efectivamente, nosotros organizábamos campeonatos, pero yo nunca fui bueno para el fútbol. Pero teníamos la gracia que estaba el hermano de (Juvenal) Olmos en el equipo y ése fue el primer fichaje que hicimos y rápidamente los campeonatos los ganábamos nosotros. No pertenecía al Centro de Alumnos, aunque era una carrera muy unida, se formó una cofradía muy interesante, y de hecho todavía mantengo contacto con amigos, a pesar que yo emigré tempranamente a Santiago. Pero hoy día me los encuentro, intercambiamos correos y tengo bonitos recuerdos de la Universidad.
¿Cómo eras como estudiante?
Yo nunca fui un alumno destacado ni mucho menos y se daban dos condiciones, ya que paralelamente teníamos negocios a los que queríamos incorporarnos (con sus hermanos). Entonces hubo un par de años donde me tocaba estudiar y viajar. Honestamente, la nota para mí nunca fue un tema, e incluso, reprobé ramos.
En tu labor de dirigente, supongo que tu padre hizo escuela y te marcó...
Lógicamente, que al margen de ser vicepresidente de la ANFP, yo soy un hincha fanático de la Udeconce. Esta labor de dirigente tengo que hacerla en mis tiempos libres. Salgo mucho con la Selección y trato de estar bastante vinculado con el mundo del fútbol, con los otros clubes y presidentes”.
Volviendo a la Universidad, ¿cómo has visto su evolución en el tiempo desde que egresaste a la actualidad?
Esta Universidad nunca ha dejado de hacer lo que fue. Es tal el grado de vinculación con la zona, tan fuerte el vínculo con la gente que, a nivel regional, todos aspiran a llegar a la Universidad de Concepción. La verdad es que los estudiantes ven que académicamente es una tremenda Universidad. Yo pasé en un período donde había una fuerte intervención, ya que había temas que estaban vetados. Pienso que hoy día no cabe la menor duda que la Universidad ha vuelto a ser abierta, a ser lo que era antes”.
Además de los negocios y el fútbol, ¿hay otras áreas de interés en tu vida?
A mí en lo personal me gusta mucho la política. La verdad es que si no tuviese estas actividades comerciales o estar vinculado a la ANFP, el mundo político me atrae y tengo muchos contactos con gente ligada a la política y me han ofrecido diputaciones (sic) y alcaldías. Los políticos son muy criticados en general, pero cuando uno los ve trabajar en el día a día, realmente se da cuenta que es una pega full time, que tiene harto desgaste y eso tiene un costo. Creo que el político tiene esa concepción de aportar a la sociedad, por lo que yo tengo la mejor impresión en general de la política chilena”.
Y en tus actividades profesionales y dirigenciales, ¿cuál ha sido el aporte de la UdeC?
Yo tuve bastantes buenos profesores, gente muy calificada en esta área. Siempre la carrera de Auditoría era la que lideraba en cuanto a capacidades del área. A mí lo que me marcó fue mirar las cosas del otro lado, del lado del control. Esto ha sido fundamental en mis actividades. Además, había gente diversa, hoy comparo con las universidades privadas y creo que tienen muy buena educación y profesores, pero ese profesional vive en claustro o un ghetto de gente que pertenece a cierta ideología política o religiosa y en eso se distingue la UdeC de las otras. Tenía compañeros de extracción muy humilde, gente que es católica, y de otras creencias, ahí tienes lo que es la vida en sí, que te lo entrega la U. desde que entras. La UdeC tiene esa ventaja sobre el resto, porque cuando uno se enfrenta al mundo real cuando tú egresas se encuentra con el mundo de la Universidad de Concepción. Y ese mundo hay que entenderlo para cuando dirijas empresas o asociaciones como el fútbol, donde la diversidad es tal, que debes conocerla muy bien”.
Como directiva de la ANFP han reposicionado al fútbol chileno, ¿cómo ves a la UdeC posicionada en el país?
La UdeC debería estar en Santiago a como dé lugar y con una tremenda sede. No podemos olvidarnos que es la capital, donde habita el 60 por ciento de los chilenos y las grandes decisiones se toman allá. Teniendo la marca que tiene, es una condición sine qua non. A mí no me cabe la menor duda que si la UdeC estuviera en Santiago, tendría igual o mayor cantidad de alumnos que los que tiene en Concepción”.
Gonzalo Espinoza
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