Cómo prevenir los males cardíacos

Las civilizaciones occidentales industrializadas, incluido nuestro país, ostentan como principales causas de muerte las enfermedades del corazón. Éstas, además, concurren con altas tasas de incapacidad y con severas alteraciones en la calidad de vida de quienes las padecen.

Dentro de las patologías cardiovasculares, es la aterosclerosis la que impone un mayor nivel de riesgo, duplicando a nivel mundial las muertes derivadas de las diversas formas de cáncer.

La aterosclerosis es una alteración de las arterias en cuya génesis intervienen numerosos mecanismos, siendo los más importantes la disfunción del endotelio (es la capa de células que recubre el interior de los vasos sanguíneos) y la acción de las lipoproteínas de baja densidad (LDL-Colesterol).

La disfunción endotelial constituye la etapa inicial de la aterosclerosis, la cual evoluciona hasta formar “placas ateroscleróticas”: acúmulos de material graso y de otros elementos que protruyen hacia el interior del vaso reduciendo su diámetro y con ello, dificultando el flujo sanguíneo. Con el tiempo puede ocurrir un “accidente de placa”, conducente a la formación de trombos que ocluyen la arteria determinando la muerte del tejido afectado (necrosis). Si compromete las arterias coronarias su consecuencia será un infarto cardíaco y si se localiza en los vasos cerebrales será un infarto cerebral (que constituye una de las formas más frecuentes de accidente vascular cerebral).

Principales factores que dañan el endotelio y favorecen la aterosclerosis: presión arterial elevada, diabetes mellitus, dislipidemias: (colesterol y triglicéridos), tabaquismo, obesidad abdominal, vida sedentaria, estrés, homocisteína, fibrinógeno, hipertrofia del ventrículo izquierdo (se evalúa con electrocardiograma o con ecocardiograma), microalbuminuria (examen de orina).

También influye la susceptibilidad genética: familiares directos que han experimentado muerte súbita, infarto cardíaco o enfermedad coronaria temprana: hombres menores de 55 años, mujeres menores de 65 años.

¿Cómo saber cuál es el riego cardiovascular que tiene cada persona?

Algunos factores son fáciles de identificar: vida sedentaria, obesidad, tabaquismo, estrés y antecedentes familiares.

La mayor parte, en cambio, cursan sin producir síntomas que permitan reconocer su presencia. Para detectar tales amenazas ocultas se recurre al examen preventivo. Éste incluye una historia clínica, un examen físico con determinación de la presión arterial y algunas pruebas de laboratorio. Cuando se pregunta por cuál es la edad más conveniente para ello, la respuesta correcta es “lo más temprano posible”.

En las personas que presenten factores de riesgo será necesario corregirlos, ya sea con cambio de estilos de vida y/o terapia medicamentosa.

Pero aún en ausencia de factores de riesgo es importante adoptar conductas que promocionen la salud, como son una alimentación sana, actividad física regular, control del peso corporal y reducir el consumo de sal. En grupos humanos que han seguido estas indicaciones se ha comprobado una significativa reducción de las afecciones cardiovasculares.

Eduardo Fasce
Director departamento Educación Médica
Facultad de Medicina

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