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  Nº 646 miércoles 24 de junio de 2009

 

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•NOTICIAS

Rodrigo Álvarez Araya, periodista
“Concepción y su Universidad para mí son casi sinónimos”

Sin detenerse, al igual que durante su meteórica carrera, el periodista Rodrigo Álvarez intenta explicar en esta entrevista cómo la velocidad de la web, los nuevos soportes tecnológicos y las innovaciones de todo tipo, son aderezos inherentes a la profesión que se decidió a ejercer, luego de haber estudiado Inglés, Historia y Periodismo en la Universidad de Concepción. Hoy trabaja en el área creativa. Probablemente la lidera a nivel nacional, esto luego de su paso por varias labores que le deparó el destino al emigrar de Concepción a Santiago.

-Cuando estás en la primera línea de la producción televisiva, específicamente de TVN, ¿cómo recuerdas tu época de estudiante?

Estudié Inglés, Historia y Geografía, y finalmente Periodismo, así que tuve un paso largo. Recuerdo mucho Historia. Entre 1987 y 1991 cursé esa carrera y fue simplemente maravilloso. Esa fue mi formación basal, en esa época no había internet, si hubiera existido a mis quince años yo creo que me desmayo. El 93 ingresé a Periodismo. Entremedio fui padre de Diego que ahora estudia Ingenieria Comercial, también en la Universidad de Concepción. Tengo lazos estrechos con la Universidad: mis tías trabajaron ahí, mi tío Fernando fue fundador de la Radio, entre un sinfín de historias. Concepción y su Universidad para mí son casi sinónimos.

-¿Qué hechos te marcaron durante tu etapa de estudiante, ya sea en la formación humana, como en la profesional?

La Universidad interviene mucho en la formación personal, por ejemplo, a través de la interacción con los pares. Ir al aula cero para mí era tan importante como ir a clases; me refiero al local de la señora Tita donde era fundamental asistir para conocer gente. La ebullición de personajes inteligentes que había rondando la Universidad era gigantesca, meterse en el tema de la política era esencial. Uno también se formaba mucho en las pensiones, por los estudiantes que venían de fuera de la ciudad. Tuve hasta una banda de rock que colaboró con esto, se llamaba Los Biotles, cantamos en el foro un tema de “Los Beatles», estaba lleno, no por nosotros por supuesto, sino porque había una protesta gigante. La otra parte imprescindible en mi formación fueron los profesores. Recuerdo de periodismo a Graciela Batarce que me enseñó semiótica, que es un poco a lo que me dedico hoy.

-¿Cuál es “el” episodio a recordar de aquellos años?

Recuerdo cuando empezaron a volver los exiliados. Me acuerdo del regreso de Edgardo Enríquez Frödden, rector de la Universidad, papá de Miguel Enríquez. Se armó una fila desde la diagonal, en Chacabuco, hasta el foro al costado del Campanil, esto para que entrara de nuevo a la Universidad. Tengo una imagen grabada en mi cabeza de ese episodio, de las historias que ellos traían.

-¿Después de todos esos años, cómo saltas a la vida laboral?

Trabajé mucho en la radio de la Universidad de Concepción, todavía tengo guardados recortes donde nos escribían para decirnos “corten su lenguaje procaz” porque la radio de la U. era muy solemne. Hice clases de historia en el Liceo Enrique Molina. Cuando salí de Periodismo trabajé en un preuniversitario, luego en la municipalidad de Concepción con el alcalde Ariel Ulloa. Entré a ese campo cuando recién los periodistas se metieron en las comunicaciones. También trabajé en el canal de la Universidad, TVU; más tarde en el Diario El Sur. Fundé la empresa Periodistas Asociados, relaté fútbol en el programa “Golazo” de radio Universidad del Bío-Bío, además fui productor en radio Gabriela. Fui muy busquilla.

-¿Cuándo das el salto a la capital?

Buscando mundo, me fui a los 31 años de Conce, junto a la banda Los Bunkers de la que fui manager en Santiago. Acá “la llevaba” ser de Conce; en esos años destacaba la intelectualidad, política, música. En esa época estaban en su apogeo Los Tres, Los Santos Dumont. Pero yo quería una pega para meterme al mundo del periodismo, porque lo que había hecho en Conce no servía de nada en Santiago. Ahí trabajé en El Mostrador, luego en “Operación Triunfo” de Mega, igual seguía escribiendo para el Diario El Sur donde tenía una sección en “La Gaceta” que se llamaba “Pa´ dónde va la micro” por el cambio de siglo. Fui a cubrir el Festival de Viña del Mar varios años, y me especialicé en Viña -más que nada porque tengo una memoria sorprendente para ese tipo de cosas-. Trabajé en Radio Bío-Bío, en el programa “Estamos Rodeados”... fue muy buena esa etapa.

¿Cuál es tu presente profesional?

Ahora estoy en una unidad nueva de TVN, llamada TVN Garage. Se trata de producción experimental para buscar nuevos formatos, talentos e innovaciones. Es algo muy entretenido que me ha tocado conocer, estoy entusiasmado porque eso me puede ayudar a llevar a cabo procesos creativos que tengo en mente hace años. Acá en TVN ha sido interesante trabajar con gente como Vicente Sabatini, viajar a Nueva York y Buenos Aires para buscar ideas. Es una gran escuela, un gran canal. Pero llevo casi diez años en Santiago y siempre pienso en volver a Concepción, vivir allá, ir a Llacolén y hacer algo, quizás hacer clases.

¿Te ves de vuelta en Concepción, tienes lazos fuertes allá?

Mi familia sigue allá. Mi tío Fernando Álvarez, abogado, fundador de la radio de la U., murió a los 40 años; hoy tiene una Fundación con su nombre en calle Serrano 742. Él era Intendente cuando lo mataron para el golpe militar. Mi papá que falleció tiene una plaza en San Pedro, ¡imagínate!, uno tiene la vara bien alta en esa ciudad.

María Elizabeth Soto

 

 

 

 

 

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