| Nº 642 miércoles 22 de abril de 2009 |
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90 años, nuestro álbum familiar Rita Clorinda Riquelme Rondanelli, Cora, desde muy joven perteneció a una generación de mujeres con una vocación y espíritu de servicio a toda prueba. En el año 1929 ingresó a formar parte de la planta administrativa de la Biblioteca Central de nuestra Universidad. Mujer de gran carácter y espíritu emprendedor supo interpretar y ejecutar las expectativas de las políticas institucionales de aquel entonces, además de ser brazo derecho del creador y entonces director, Luis David Cruz Ocampo. Cora fue testigo y protagonista de muchos cambios sustanciales y necesarios en el quehacer bibliotecario. Inició sus labores en el antiguo edificio de la Biblioteca Central ubicado en calle Barros Arana 1068, al costado del Antiguo Teatro Concepción. Su labor bibliotecaria se desarrolló a lo largo de sucesivas administraciones. Su gran capacidad de autoaprendizaje le permitió proyectar la relevancia y alcance de los servicios prestados por nuestra Biblioteca, priorizó el diseño de estrategias de contacto con la comunidad, difundiendo, por ejemplo, las obras adquiridas entre los colegios públicos y privados de la ciudad. Corría el año 1942, en ese tiempo era muy habitual que las estudiantes del liceo de Niñas realizáramos trabajos de investigación referentes a nuestros estudios. La recuerdo con su uniforme azul oscuro de pequeño cuello blanco, acercándome al mesón de servicio donde ella se encontraba, y en un gesto amistoso me comentaba: “espérame… tengo guardado un libro que te gustará”, era La princesita de los brezos de E.Marlitt, incentivando con ello mi afición y pasión por la lectura, imponiendo un sello en todas aquellas funcionarias encargadas de la atención de público y, más allá de eso, un legado cuyo sentido más profundo, el de un espíritu, ante todo, formador.
Mireya Mora Muñoz
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