Herbario y Museo de Zoología,
testimonios de nuestro patrimonio natural
La facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas, a través de sus tres departamentos (Zoología, Botánica y Oceanografía), constituye una pieza fundamental en el estudio y difusión del conocimiento sobre la flora y fauna del país, contribuyendo asimismo a la conservación del patrimonio natural que representan los miles de ejemplares de un vasto número de especies recolectadas por décadas en diversos puntos del territorio.
Este patrimonio está constituido por su Herbario -conocido mundialmente por el acrónimo CONC- y el Museo Zoológico (MZUC UCCC), colecciones científicas que, además de servir a la formación de generaciones de profesionales de la biología, son testimonio de la riquísima biodiversidad con que ha sido privilegiado nuestro país.
El Herbario de la Universidad de Concepción, creado en 1924, es uno de los centros de referencia más importantes para los estudios de la biodiversidad de plantas en Chile. Desde sus modestos inicios en la antigua Escuela de Farmacia, ha contribuido al conocimiento de la ciencia logrando reconocimiento internacional por la rigurosidad con que ha mantenido sus colecciones. Consta de 5 grandes colecciones: la propia, que es la de mayor volumen; la Carlos Jiles con cerca de 5 mil plantas de la provincia de Coquimbo; la Federico Schlegel, con 6 mil 500 ejemplares de la provincia de Santiago; la Hugo Gunckel, con cerca de 80 mil ejemplares de todo Chile, y la Gilberto Montenegro, que reúne 15 mil ejemplares, en su mayoría de la Región de la Araucanía.
A éstas se suma el herbario del ex académico del Instituto de Biología de la Universidad Católica de Valparaíso, Otto Zöllner, quien a lo largo de su vida formó una amplia colección de plantas, que bordea los 25 mil ejemplares, y que por disposición testamentaria ha sido entregado en donación a la Universidad.
CONC hoy dispone de 205 mil plantas vasculares, mil 100 líquenes, 600 hongos, mil 500 algas y 3 mil 330 musgos, lo que lo hacen el herbario más grande de Chile. La donación del profesor Otto Zöllner elevó a 210 mil las muestras de estas colecciones.
Por otro lado, el doctor Helmut Walter, especialista en cactáceas, ha ofrecido en donación de su colección que consigna flores y frutos de la gran mayoría de cactus chilenos (unos 800), que se presenta como el mejor complemento de la célebre colección Ritter del Museo Nacional de Santiago.
En 52 años de existencia, el Museo de Zoología, concentra más de 500 mil ejemplares –que representan 14 mil 806 especies de todos los grupos zoológicos. Este patrimonio se ha incrementado con la reciente adquisición de la incorporación de la colección Tomás Cekalovic Kuschevich. La colección está compuesta de microcoleópteros, con un total de 8 mil 742 ejemplares (mil 251 montados y 7 mil 491 en alcohol) reunidos por el profesor Cekalovic durante 60 años.
Los especímenes provienen de más de 250 localidades, desde la provincia de Quillota hasta Magallanes, con especial interés en la región Valdiviana y Chiloé; incluyendo también algunos ejemplares de Venezuela y de Argentina. Se trata de una muestra de gran interés faunístico e histórico, por lo que con esta compra agrega al Museo un material que difícilmente se encuentra en otros recintos por las rareza y las extraordinarias localidades de las que proceden los insectos. En ella están representadas un total de 18 órdenes, 122 familias, 191 géneros identificados, 267 especies (185 determinadas y 98 a nivel genérico) y 200 registros identificados a nivel de familia. Especial interés representa el contenido de 11 paratipos y 15 topotipos.
Conocer para conservar
Lo que no se conoce no se quiere y lo que no se conoce no se conserva ni defiende, señala una de las máximas de la educación ambiental.
Es justamente la dificultad de conocer a cabalidad lo que tenemos, lo que se ha transformado en una de las falencias a la hora de actuar frente a la prepocupación creciente por el estado de salud de la biosfera.
Colecciones científicas como las que componen el Herbario y el Museo Zoológico constituyen una referencia para hacer una primera aproximación, a partir de la taxonomía, a nuestra biodiversidad, y a cuya mejor comprensión, en una idea de complementareidad, contribuyen nuevas técnicas como la biología molecular.
El valor de estas colecciones es elocuente en la explicación del doctor Jorge Artigas, curador del Museo Zoológico. “Cada especimen –dice- de museo constituye en sí mismo un testimonio concreto y real del estado de evolución de su especie en un lugar y momento dado”.
La idea se hace más clara cuando el profesor Roberto Rodríguez, director del departamento de Botánica, al que pertenece el Herbario, recoge de entre los armarios una muestra de un toromiro, el casi extinto árbol de Isla de Pascua. Una sola rama lo trae de manera tangible a nuestra realidad y lo sitúa en el tiempo con los datos (fecha, lugar) en que fue colectado.
Esta experiencia de contactarse con estas piezas de museo podrá ser vivida por personas que no pertenecen al mundo de la ciencia en una gran exposición, en la Casa del Arte, que el 28 de junio, pondrá a disposición de la comunidad penquista parte de estos tesoros en el Día del Patrimonio inserto en la celebración del 90º aniversario de la Universidad.
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