Workshop analiza investigación en productos naturales
“La posibilidad de que un investigador lleve una droga desde una planta hasta la clínica es mínima”, señala el experto del Centro de Medicina Experimental, del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, Peter Taylor, para explicar las dificultades que implica encontrar compuestos útiles en la naturaleza.
“Pero eso no es justificación para no hacerlo: la farmacia está en la jungla…allí hay una cura para el cáncer u otra enfermedad y alguien tiene que encontrarla”, indica para defender la necesidad de investigar más sobre el tema.
Con él coinciden los otros 3 especialistas que el lunes participaron en un workshop organizado en el marco de las actividades del Anillo Tecnológico (ADI38), Obtención de productos naturales o hemisintéticos de interés farmacológico, agroquímico y forestal y su posible desarrollo biotecnológico, que dirige el Profesor Emérito, Mario Silva.
Estos esfuerzos son aún más requeridos en América Latina, si se quiere incorporar los compuestos de plantas en salud pública, como señaló la investigadora del departamento de Farmacia de la Universidad de Brasilia (Brasil), Damaris Silveira. “No sabemos, todavía, hasta dónde nuestras plantas son seguras y eficaces, por ello tenemos que reunir más información”.
También sobre la seguridad se pronunció el Profesor Emérito de la Universidad de Illinois (Estados Unidos), Geoffrey Cordell. “La gente debe entender que la naturaleza nos provee de muchos compuestos activos que pueden servir para diferentes enfermedades globales y por ello es necesario que se sometan a controles de calidad”, dijo el académico, quien en su exposición se refirió a casos de medicinas muy usadas en todo el mundo, con prescripciones confusas, poca claridad en la información de los compuestos y que no cuidan la presencia de agentes que pueden provocar efectos adversos.
Por otro lado, el investigador de la facultad de Farmacia y Bioquímica de Farmacología de la Universidad de Buenos Aires, Marcelo Wagner, expuso sobre la búsqueda inteligente de moléculas. El académico explica que una vez que se tiene un compuesto, se trabaja en el diseño de su estructura molecular, de manera de asegurar la máxima eficiencia. “La idea es que el medicamento llegue específicamente al lugar donde tiene que actuar sin diseminarse por otros lugares del cuerpo…es como si la molécula fuera lanzada a un blanco y cuando llega allí actúa sobre la superficie de la célula o penetra en ella para descargar el contenido”. Es una suerte de “medicina de precisión” que, dice, puede ser adaptada a las características de cada individuo. “Es la medicina que tendremos en el 2025”.
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