“Somos un país con recursos y buenos deportistas”
Macarena Quero Gutiérrez compitió en los Juegos Paralímpicos de Beijing. La nadadora de 19 años cursa el segundo semestre de Educación Física en la Universidad. Habla de su experiencia en el Oriente y critica la poca difusión de la disciplina a nivel nacional.
En su currículum deportivo destacan sus medallas en diversos torneos internacionales. Además, ostenta el récord nacional de 50 metros libres, categoría en la que compitió en el Cubo de Agua de Beijing, marca que no pudo superar registrando un tiempo de 34,78 segundos.
Macarena Quero, de 19 años, nació con el síndrome de Poland, lo que le produjo agenesia de mano y pectoral mayor en su lado izquierdo. Básicamente es la ausencia de tejidos y musculatura en las zonas mencionadas. Esas características la motivaron para convertirse en una destacada exponente de la natación a nivel continental.
Se despierta a las 6:45 AM para entrenar en la piscina de la YMCA hasta las 9 de la mañana. Asiste a sus clases en el departamento de Educación Física, practica atletismo y estudia sus materias. También comparte los quehaceres de un departamento junto a dos de sus amigas. Casi no conoce la vida bohemia y confiesa que sus profesores la comprenden y la ayudan para coordinar, de la mejor manera, todas sus actividades diarias.
¿Cómo llega a ser una nadadora de primer nivel?
Todo comienza a los cuatro años aproximadamente y por motivación de mi papá. Como yo tenía el problema en mi mano necesitaba movilidad y en el trabajo (CMPC) de mi papá impartían cursos de natación para los hijos de funcionarios. Luego acudió un grupo de profesores que formaron una selección para entrenamientos más serios y dentro de ese grupo la más chica era yo. De ahí comencé a competir a nivel convencional. El tema paralímpico lo empecé cuando ya no era tan niña.
El circuito de natación en Chile no tiene tanta difusión como otros deportes, pero es súper grande la oferta de campeonatos que se realizan especialmente en verano y también durante el año. Es un circuito que está muy activo y existe un número importante de nadadores.
¿Faltan más recursos económicos para esta disciplina?
En general es un deporte caro, no sé si elitista. Pero creo que no se conoce por un tema de difusión. Creo que las empresas y otras organizaciones apoyarían más la natación si fuese más conocida. Lamentablemente no es como el fútbol, que se puede practicar en cualquier lugar y con un mínimo de implementos. Además, por nuestro clima, en Chile necesitamos piscinas temperadas, aspecto que lo hace más costoso.
¿Por eso alguien como Kristel Kobrich opta por elegir un país como Argentina?
Pasa que los argentinos, en el tema de la natación, están súper avanzados. Además, Kristel acá no tiene mucho que hacer porque ella es más nadadora de fondo, con distancias más largas y en Chile las especialidades van enfocadas a distancias más cortas. Para ella debe ser más fácil estar allá porque tiene el apoyo de su entrenador, de su familia y de todos en general.
¿Usted, cómo se solventa?
En mi caso la Universidad de Concepción me ayuda con la beca deportiva completa. El deporte paralímpico no está contemplado, pero me la entregaron gracias a mis logros. Gracias a la Universidad también estoy comiendo mejor porque trae un ítem asociado a la alimentación. Por ahí tengo unos pequeños auspiciadores de Angol que es donde me crié. Entreno por Concepción, por el club Gran Esperanza, y ellos me ayudan en el tema de los campeonatos. No coloco plata para los viajes y en lo que más invierto es en implementación, que no deja de ser costoso. Mi traje de baño debe ser bueno y cómodo, y para los campeonatos debe ser uno especial.
¿Cuánta diferencia puede marcar un traje de baño como el de Speedo de Michel Phelps en los últimos Juegos Olímpicos?
Cualquier detalle mínimo hace una diferencia. Los primeros lugares se definen por milésimas de segundo. Eso marca la diferencia. Por el momento son trajes que no puedo obtener porque no están a la venta aún. Ese tipo de nadadores se paga con la publicidad de utilizar el traje. Pero uno de los normales que yo utilizo habitualmente cuesta unos ciento cincuenta mil pesos.
Usted no superó su mejor marca en los Juegos Paraolímpicos de Beijing...
Mi primer objetivo era superar la marca, pero no se pudo. Di lo que yo entrené. Uno nunca queda conforme con lo que rinde, porque siempre queda la sensación de poder dar más, pero siento que di lo que más pude. A mí me dieron el wild card (invitado) por mi marca en los 100 metros espalda, pero competí en 50 metros libres, porque la organización nos envió a todos a una prueba donde se notara menos la diferencia. Pero dentro de los wild card, fui la de mejor rendimiento.
A pesar de todo usted se ganó un espacio en varios medios de comunicación.
Uno no entrena para ganar fama, pero sirve para que la gente conozca lo que uno hace. Me gustaría que a todos los deportes se les diera un poco más de énfasis. Somos un país que tiene los recursos y buenos deportistas para desarrollar mucho más la actividad física. Lamentablemente así es nuestra cultura. Las notas de prensa ayudan para que la gente se interese y pregunte por la natación que no es un deporte tan masivo.
¿Cuál fue su visión de China?
Se trató de mostrar una China nueva, contemporánea y con intenciones de cambiar. El sistema comunista que tienen ellos no lo noté tanto porque yo estaba inmersa en una burbuja. Se gastó mucha plata, pero uno igual veía pobreza, desigualdad y no hay términos medios, uno es rico o es pobre. Pero a pesar de todo, siendo un país que tiene tantos habitantes igual se organiza bien. Su sociedad tiene problemas similares a los nuestros, hay gente mendigando en la calle y otros conducen autos de lujo. En general cambió mucho la visión que anteriormente yo tenía de China.
¿Alguna opinión respecto a la infraestructura deportiva?
Impresionante. Creo que dejaron la vara muy alta y en estos momentos en Londres deben estar con un caldo de cabeza horrible. Uno cuando lo ve por televisión no es tanto, pero cuando se está al lado es otra historia. Nada les quedó chico, nada se les fue de las manos y claramente pensaron en todo. Se preocuparon de hacer los mejores juegos de la historia y también de ganarlos.
Juan Oliva Yáñez
Periodista
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