En marzo de 1972 el término Profesor Emérito se hizo efectivo con el nombramiento de los dos primeros eméritos de nuestra Universidad: los académicos Augusto Pfister, profesor de Botánica del Instituto de Biología, y Ottmar Wilhelm, profesor de Biología del mismo Instituto. Cuando fui nombrado en esa categoría, 25 años después, ya fueron 74 los Eméritos. Pensé, por lo que me tocó observar, que Profesor Emérito era sólo un pergamino sin nexo con actividades universitarias y con los demás docentes más jóvenes, ni contacto entre ellos mismos. Si no seguían con un trabajo de docencia de horario parcial o un proyecto de investigación o desarrollo quedaban fuera de la Universidad. Esto lo consideré una gran lástima, porque se perdían valiosas oportunidades de intercambio de ideas y de actividades con docentes y estudiantes dentro del Campus y también de convivencia de los profesores eméritos entre sí, que si bien eran de diferentes facultades, tenían muchos recuerdos y también ideas en común. Pero ¿qué hacer para evitar esta ruptura? Un día, a comienzos del período escolar del año 1998, nos encontramos Don Antonio Camurri y yo cerca del Campanil. A él lo conocía bien porque asistí voluntariamente, ya como docente, a un curso de matemática que él dictaba a estudiantes de Ingeniería. Hablamos sobre el problema señalado y me llamó la atención cómo, de inmediato y con mucho entusiasmo, Don Antonio tomó esta idea y en pocos minutos acordamos formar una Academia en la que todos los Eméritos tendrían cabida. Él propuso un plan de acción que llevamos a cabo en forma muy rápida, hablamos con todos los Eméritos de Concepción, entre ellos Don Gustavo Pizarro, Doña Isolde Manquilef, Doña Marta Bianchi, Doña María Figueroa, Don Mario Cerda, Don Próspero Arriagada, Don Manuel Sanhueza, Don Washington Muñoz y Don Jorge Artigas; de otras ciudades llamamos a Don Gonzalo Rojas y Don Luis Valenzuela –Chillán- y Don Bruno Günther -de Santiago-, quienes nos apoyaron entusiastamente, la idea les pareció excelente.
El Profesor Emérito Erico Meissner, desde su lecho de enfermo, nos envió una carta de felicitación por la iniciativa tomada. Obviamente había también indiferentes; algunos preferían dedicarse sólo a sus actividades propias.
1. Organizamos una reunión preparatoria el 21 de abril de 1998 e invitamos para el 7 de mayo a todos los Eméritos a la primera Reunión Oficial, la que se efectuó en el Club Concepción y que consideramos es la fecha de la creación de la Academia. El 3 de junio tuvimos una reunión siete miembros de la Academia, primero con el vicerrector Ernesto Figueroa y, posteriormente, con el Rector Sergio Lavanchy. En nuestro Libro de Actas se puede leer: “el Rector también corroboró que fue una iniciativa excelente el haber formado esta Academia y personalmente le da todo su apoyo. Se acordó mantener un estrecho contacto con las autoridades de la Universidad para las actividades futuras”. El miércoles 26 de agosto del mismo año se efectuó el Acto Inaugural de la Academia de Profesores Eméritos en el hall de la Casa del Arte.
Hemos tenido 10 años de fructífera labor. Se realizaron alrededor de 95 conferencias y mesas redondas, se participó en numerosas actividades de la Universidad y en reuniones de los miembros de la Academia, seguidas de una comida con interesantes conversaciones, en general en el Club Concepción. Este viernes, 30 de mayo, celebraremos los 10 años desde la formación de la Academia con un Acto, esta vez en el Auditorio Universidad de Concepción.
Burkhard Seeger
Secretario Academia de Profesores Eméritos