Trabajamos más con los vivos que con los muertos

Elegido por el Sistema de Alta Dirección Pública y que asumió hace justo un año, renovable, en una de las medidas para aumentar la transparencia en la Administración Pública.

El chiste más repetido dice que ésta es una pega súper tranquila, porque los usuarios son gente muy tranquila, no reclaman. El Dr. Edwin Patricio Bustos Streeter, director nacional del Servicio Médico Legal, no se ríe, pero entiende que ésa imagen es la que prima del servicio: sólo dedicado a las autopsias, en circunstancias que ésta es una de las múltiples actividades que cumple en medio de una sociedad y de una legislación, cada vez más exigentes.

Es un cargo al cual postuló por el Sistema de Alta Dirección Pública y que asumió hace justo un año, renovable, “en caso de no haber problemas” argumenta este ex alumno de Medicina de la Universidad, presidente del Centro de Estudiantes de Medicina, y que formó parte de una generación que mezcló los estudios con las movilizaciones sociales y políticas y que ingresó hace justo cuatro décadas, cuando resonaban por el mundo los ecos de la revolución de mayo.

¿Por qué estudió en esta Universidad?

Yo venía de Tocopilla y llegué al último año del Propedeútico. Me atrajo todo lo que la Universidad era y ofrecía. Fueron años excelentes, peleados, complicados a veces para quienes veníamos de tan lejos, con académicos de primer nivel, connotados todos. Yo me metí en política y fui dirigente. Así llegó el 73. Tres años más tarde fui expulsado del país y partí a Italia, por un programa de reunificación familiar, pues mi esposa es de nacionalidad italiana.

¿En Italia terminó la carrera?

Me encontré con un panorama complicado en todo caso. Llegaba a un país sin certificados que acreditaran mis 5 años y medio de estudios. No me los reconocieron. Tampoco el generalato de zona que hice en Curanilahue. Finalmente tuve que hacer prácticamente de nuevo todos los estudios.

En todo caso vivió en un lindo país.

Sí y en Roma nace mi primer hijo Rodrigo, abogado y que fue presidente de la FECH, más tarde lo haría Valentina, quien hoy estudia Medicina en la USACH. A mí me fue bien allá, aunque nunca quise irme por cierto. Ejercí mi profesión entre Roma y Milán. En 1991 retorné a Chile.

Fue uno de los pioneros en tratar el tema del Sida.

En Milán, a principio de los 80, yo trabajaba en una posta cerca de un parque donde abundaba la drogadicción intravenosa y comenzamos a observar y tratar jóvenes que se morían como moscas: era el Sida. Ésa fue la experiencia que marcó mi retornó porque ingresé a Gendarmería a trabajar en ese tema. Luego me fui al Ministerio de Salud; en Conasida estuve varios años. Formamos el Banco de Drogas con el primer medicamento que hacía lenta la enfermedad. Luego me involucré en todos los programas relacionados en la división respectiva del Ministerio de Salud. También participé en la reforma de salud y fui seremi de Salud en Antofagasta; más tarde me fui a la Dirección de Salud de Iquique y volví al Ministerio donde fui jefe de gabinete de los subsecretarios de Salud, Antonio Infante y Cecilia Villavicencio, quien si bien estuvo un período corto, teníamos en común a la Universidad.

Es un servicio que sabe de problemas.

El último y principal fue el de las osamentas erróneamente identificadas en el patio 29. Pero nuestra tarea es muy amplia y contrariamente a cómo nos ven trabajamos más con vivos que con muertos. Del total de nuestra tarea un 5% son autopsias, unas 10.000 al año; clínica es el 23% de nuestro trabajo; laboratorio el 72%, ahí están el ADN, la constatación de lesiones, la salud mental. Somos un organismo auxiliar de la justicia y nuestra tarea es mancomunada con fiscales, ministros y jueces que solicitan determinados tipos de análisis para la toma de decisiones del procedimiento judicial. Hemos instaurado un Programa de Derechos Humanos, a cargo del cual está una odontóloga forense colombiana, con mucha experiencia. Tenemos un Banco de Datos de ADN con el que trabajamos el tema de los desaparecidos y sus familias, en toma de muestras. Con casos emblemáticos y otros que van surgiendo. Hemos colaborado en grandes tragedias como el tsunami del sudeste asiático donde nuestros especialistas viajaron a terreno.

¿En materia de descentralización?

Éramos un organismo centralizado, sin embargo, en la perspectiva del trienio hasta el 2010(muestra su computador con los datos) estamos trabajando para que nuestro servicio llegue a todo Chile, en el contexto de un plan de modernización y entendiendo que estamos luchando contra la desigualdad y la importancia del desarrollo regional. Tenemos actualmente 38 sedes; a mitad de este año además inauguraremos un nuevo edificio anexo a la cárcel de El Manzano en Concepción, dejando el tradicional edificio del Campus universitario. Tenemos detectadas nuestras falencias y las vamos superando, por ejemplo, un examen de ADN tenía 270 días como tiempo de espera, lo hemos reducido a 90 días.

¿Su sentimiento o cómo recuerda a la U?

Mi experiencia allá fue enriquecedora no sólo en el plano académico, sino que en todo sentido. Como nortino que era me sentí muy bien . Creo que Concepción es un país chico. Hay de todo. La U. en tanto fue el centro de actividades diversas como el trabajo voluntario con los pescadores de Lota, el sabor del pan de mina que ellos nos ofrecían aún lo siento; escuchar la Sinfonía Nuevo Mundo por la Orquesta es algo inolvidable; la gente que formó mi generación, etc. Y de todo eso yo rescataría ese sentimiento tan fuerte que queda de nuestro paso allá y que perdura. Durante la inauguración del Centro de Salud “Edgardo Enríquez Froedden” en la comuna de Pedro Aguirre Cerda hace algunos años estuve presente, no me correspondía hablar, pero alguien recordó mi paso como alumno precisamente del facultativo al cual se recordaba y pidió que lo hiciera. No me costó nada, los recuerdos surgieron a raudales.

Mónica Silva Andrade

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