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  Nº 622 miércoles 30 de abril de 2008

 

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•PERSPECTIVAS

Reconocimiento a la excelencia académica
y dedicación a la Universidad

El viernes 30 de mayo la Academia de Profesores Eméritos celebrará sus 10 años de existencia. En esta última década, han sido 21 los académicos distinguidos con esa investidura; sólo en lo que va de este año, ya son 3 los nuevos Eméritos.

Como un motivo de satisfacción y alegría, tanto para la comunidad como para la autoridad universitaria, calificó el rector Sergio Lavanchy la entrega de esta distinción a sus académicos destacados. Se trata, aseguró, de un reconocimiento a una dilatada trayectoria, y a un aporte fundamental a la disciplina que desarrollan, a la formación de estudiantes y a la investigación.

“Los tres profesores que hemos homenajeado estos últimos días cumplen todos los requisitos que como universitarios entendemos son los que se requieren para tener este reconocimiento de la Universidad, de sus pares y de sus colegas”.

Fernando Escobar, dijo, ha demostrado un gran compromiso con la Universidad en sus funciones como académico y como ex decano, y un aporte fundamental en su especialidad de odontopediatría con la publicación de un libro muy importante que tiene circulación en otros países de Latinoamérica.

Con respecto a Dieter Oelker, el Rector destacó su aporte no sólo en la formación académica e investigación literaria, sino también en su labor administrativa como ex decano de Humanidades y Arte y como ex director de la Biblioteca.

Por último, de Mario Rodríguez resaltó, además de su trayectoria literaria extensa y sus escritos, su labor al frente del sello editorial y de la revista Atenea.

“Son tres personas que destacan no sólo por lo que han hecho en su disciplina, sino que también por su aporte en otras funciones al interior de la Universidad. Son tres profesores que indiscutiblemente tienen méritos relevantes, los que ha tomado en cuenta el Consejo Académico para otorgar estas distinciones”.

Fascinación por la poesía nahua

Acompañado por familiares, amigos, colegas, alumnos y muchos ex alumnos, el 17 de abril fue investido como Profesor Emérito de la facultad de Humanidades y Arte el académico, ex decano y ex director de la Biblioteca, Dieter Oelker Link.

La semblanza del académico estuvo a cargo del decano de Humanidades y Arte, Patricio Oyaneder, quien recordó los inicios del profesor Oelker, su nacimiento en Osnäbruck, Alemania y su posterior traslado a Chile junto a su familia, así como su ingreso a la Universidad en 1962 donde obtuvo el título de Profesor de Castellano en 1967.

Oyaneder destacó tanto las actividades académicas y de investigación como las funciones en la administración universitaria desarrolladas por Oelker, asimismo como sus innumerables distinciones y reconocimientos obtenidos. Por último se refirió a sus valores personales, su cordialidad y sentido del humor, y el respeto, cariño y reconocimiento por parte no sólo de sus alumnos sino también de sus pares.

Posteriormente, el secretario general Rodolfo Walter leyó el decreto que otorga el grado honorífico a Dieter Oelker, donde se consigna como meritorio su aporte sobresaliente en el departamento de Español durante más de 40 años, en las áreas de docencia, investigación y administración; su participación como miembro fundador del programa de Magíster en Artes con mención en Literaturas Hispánicas, y su vasta trayectoria como investigador principal en numerosos proyectos de docencia, de extensión, de investigación y en proyectos Mecesup.

Asimismo se le reconoce su gran productividad literaria, su destacada participación en funciones administrativas y directiva y la “dimensión ética de su desempeño como docente, investigador y comunicador, su vocación de servicio a la profesión y a la institución demostrada en su rigor académico, en su generosidad, en la dedicación a sus estudiantes y en la colaboración con sus colegas, su sentido del trabajo en equipo y su compromiso y lealtad con el posicionamiento y prestigio del departamento de Español, de la Facultad que lo acoge y de la Universidad, que demuestran la plena conciencia con la que ha ejercido la función académica”.

Continuando con el protocolo de la ceremonia, el rector Sergio Lavanchy impuso la medalla con la efigie del Rector Fundador al ex decano, quien recibió el diploma que consigna su calidad de Profesor Emérito, de manos del Secretario General.

Con su nueva investidura Oelker ofreció, como es tradicional, su clase magistral Aproximación a la poesía de Nezahualcóyotl, con la cual compartió su fascinación por la poesía de los pueblos nahuas, especialmente mexicas o aztecas.

Oelker señaló que las composiciones poéticas de Nezacualcóyotl, de las cuales se conservan 36 que podrían atribuirse certeramente a su autoría, son “acaso los vestigios más importantes del sabio gobernante de Tezcoco”.

Luego de la lectura de variados textos y pasajes de la poesía de Nezahualcóyotl, Oelker destacó la importancia fundamental que tiene el contraste entre fugacidad y permanencia en los textos referidos, enfatizando en cómo el poeta nahua se rebela contra la concepción vigente de su entorno cultural –que privilegia la permanencia del principio de la vida que actúa en el cosmos y la comunidad por sobre las ansias de inmortalidad personal- negándose a la pérdida de su conformación singular, irrepetible, única “en la germinación, impetuosa y permanente, de las fuerzas infinitas de la divinidad”.

A su juicio, “la poética implícita en estos textos se articula conforme a esa búsqueda de un fundamento sobre el cual se puedan apoyar los seres en el mundo y construirse su realidad”.

La cara amable de la odontología

El ex decano Fernando Escobar se convirtió el 15 de abril en el séptimo Profesor Emérito que la facultad de Odontología entrega a la Universidad, recibiendo los símbolos del grado honorífico en una solemne ceremonia en la que fue acompañado por familiares, amigos, colegas e integrantes del selecto grupo de docentes que han recibido el reconocimiento.

La presentación de la semblanza del nuevo Profesor Emérito estuvo a cargo del decano de Odontología, Alex Bustos, cuya exposición se centró en “las características del ser” del homenajeado. “Fernando Escobar ha sido siempre un hombre de consenso, de diálogo y con quien podíamos encontrar puntos de entendimiento y acuerdo. Fue y es, por estas características propias de su persona, muy apreciado por alumnos, docentes y amigos”.

Bustos destacó asimismo las habilidades de conducción de Escobar, a quien definió como un líder nato. “Ser líder significa una persona de ideas claras, que conduce a su equipo hacia el logro de objetivos, motivador, apoyador, es capaz de ser un amigo y un experto, de establecer compromisos y ofrecer oportunidades a quienes trabajan con él, explorar alternativas y desafiar su propio estatus”.

Luego, el secretario general Rodolfo Walter leyó el decreto que otorga el grado a Fernando Escobar, documento que consigna como meritorios de la nominación su labor sobresaliente como académico y su gran productividad literaria en el área de Odontopediatría, su desempeño en funciones administrativas en la Facultad, el reconocimiento de que goza en instituciones nacionales e internacionales en las que ha sido profesor invitado y su contribución en sociedades de la especialidad tanto del país como el extranjero.

Siguiendo el protocolo de la ceremonia, el Rector Sergio Lavanchy impuso la medalla con la efigie del Rector Fundador al ex decano, quien recibió asimismo el diploma que consigna su calidad de Profesor Emérito, de manos del Secretario General.

Con su nueva investidura, Escobar se situó en el podio para ofrecer la clase magistral de rigor. Su exposición, titulada la Odontología frente a su pasado oscuro, se centró en un recuento histórico del desarrollo de la especialidad, a través del cual buscó explicar ese miedo atávico a la experiencia odontológica.

Pionero en la especialidad odontopediátrica, para Escobar la forma de revertir el rechazo y el miedo al dentista se encuentra en el desempeño que puedan tener los responsables de las primeras experiencias y contactos de las personas con la salud bucal. “Siempre me ha asistido la convicción de que es la odontología pediátrica una oportunidad y un desafío mayor para cambiar el curso de la enfermedad y la cara la odontología”, afirmó.

“Es posible que nuestra profesión tenga una cara amable, que sus acciones para conservar, restaurar y recobrar la salud y las funciones se reconozcan cada vez más como una contribución mayor al bienestar y la felicidad de las personas, a pesar de las inevitables asociaciones negativas…por ahí ha estado el énfasis de mis motivos”, señaló.

Un Quijote al revés

Un nuevo Profesor Emérito recibió el 22 de abril la facultad de Humanidades y Arte. Con la investidura del académico del departamento de Español, Mario Rodríguez, suman dos las distinciones entregadas sólo este mes.

La revisión de la vida del académico, también director de Publicaciones y de la revista Atenea, estuvo a cargo del decano de Humanidades y Arte, Patricio Oyaneder, quien recordó que ya han sido cuatro las oportunidades en que se ha entregado distinciones semejantes a docentes del departamento de Español en estos últimos dos años. “Se trata, por cierto, de la coincidencia de ese selecto grupo de académicos que con su trabajo lograron destacar a su Unidad entre los departamentos de la Facultad, y a ésta y a la Universidad de Concepción entre sus pares en el ámbito de las Humanidades a nivel nacional. Es dable pensar que el ambiente intelectual que crearon fue reforzando sus respectivas capacidades”.

Oyaneder recordó los inicios del profesor Rodríguez; sus estudios superiores en la Universidad de Chile y su integración a nuestra casa de estudios en 1974. Destacó tanto las actividades académicas y de investigación como las funciones en la administración universitaria desarrolladas por Rodríguez, asimismo como sus innumerables distinciones y reconocimientos obtenidos.

Se refirió también a su entusiasmo por la investigación literaria, su jovialidad, vital entusiasmo y su vocación americanista, sin olvidar sus otros quehaceres “curiosos” como la presidencia del Club Deportivo Universidad de Concepción.

A continuación, el secretario general Rodolfo Walter leyó el decreto que otorga el grado honorífico a Mario Rodríguez, en el cual se consigna como meritoria su gran labor como formador de varias generaciones de profesores de educación media y superior, como investigador de excelencia o como administrador, la que ha ido siempre acompañada de un gran rigor profesional.

Asimismo se le reconoce su pasión por la lectura crítica y el estudio de las líneas que conectan literatura y vida, lo que “trae como efecto el surgimiento de una imagen no siempre presente en la vida profesional de un docente, a saber, se hace cargo del legado literario y cultural, lo rescata, lo examina e intenta proyectarlo de un modo distinto al porvenir”.

Posteriormente, de acuerdo al protocolo de la ceremonia, el rector Sergio Lavanchy impuso la medalla con la efigie del Rector Fundador al académico, quien recibió el diploma que consigna su calidad de Profesor Emérito, de manos del Secretario General.

Como es tradicional, una vez recibida su nueva investidura Rodríguez ofreció su clase magistral El crítico literario como Quijote al revés, en la cual realizó un “mapa de lectura donde figura el Pedagógico de la Universidad de Chile y el departamento de Español de la Universidad de Concepción”.

Comenzando con unos versos del poema Pancho y Tomás de Carlos Pezoa Véliz -los que fueron analizados en su tesis para obtener el título de profesor de Estado en Castellano, hace 50 años-, realizó una serie de lecturas del poema a través de los años transcurridos.

“Al escribir mis distintas lecturas terminé escribiendo la vida de una época. Aún más, estoy escribiendo mi vida académica como un Quijote al revés. Recordemos que el texto de Cervantes se propone narrar la vida de su héroe pero comienza narrando sus lecturas. Yo pretendí narrar mis lecturas pero he comenzado a narrar mi vida”.

Calificando en ocasiones a la literatura de droga y a la lectura un acto de salvación, Rodríguez señaló que lo que hace el crítico al antologar sus lecturas y los lugares desde donde se lee es retomar sus devenires para volver a experimentarlos y preguntarse sobre ellos.

 

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