Investigación busca determinar stock de sardina y anchoveta
Un equipo de investigadores del departamento de Oceanografía se encuentra trabajando en un estudio destinado a determinar el(los) stock(s) de sardina común y anchoveta en la zona centro sur de Chile. La iniciativa, financiada por el Fondo de Investigación Pesquera (FIP), busca establecer si cada una de estas especies, que tienen una amplia distribución geográfica (la anchoveta se encuentra desde aguas peruanas hasta la zona sur-austral de Chile y la sardina, desde Coquimbo al sur de Chiloé), está representada por una o más unidades poblacionales (stocks), como señala el director de la investigación, el doctor Ciro Oyarzún.
La respuesta a esta interrogante es fundamental a la hora de establecer medidas de administración para cada recurso. “Si se tratara de más de un stock -explica- podría haber parámetros de crecimiento, períodos reproductivos y tasas de renovación de la población distintos…eso significa que la entidad responsable de su administración (Subsecretaría de Pesca), tendría que tomar medidas específicas para cada stock, por ejemplo, vedas reproductivas diferenciadas…de ahí la importancia de saber si estamos frente a una u otra situación”.
La caracterización de las poblaciones considera estudios de variabilidad genética (vía marcadores moleculares) y de morfometría multivariada, que son las técnicas establecidas por el FIP en las bases proyecto y a las que el equipo de investigación agregó herramientas como análisis parasitológicos, parámetros de historia de vida (distribución de la abundancia y estructura de talla, tasas de crecimiento e indicadores reproductivos) y electroforesis de proteínas.
La última técnica fue utilizada en un estudio realizado hace 20 años con el mismo fin, bajo la dirección del doctor Ricardo Galleguillos, quien también es parte del proyecto actual. “Lo que se respondió en esa ocasión -señala Oyarzún- es que estamos en presencia de un solo stock. Hoy se piensa que esa técnica, que era lo mejor que había en ese entonces, es un poco gruesa, no entrega muchos detalles”. Aunque su uso en el nuevo estudio representa una oportunidad para ver comparativamente, sobre la base de la misma técnica, lo que ha ocurrido con la misma tecnología después de 20 años, indicó.
“Lo interesante es saber si en estos 20 años en que las especies han sido explotadas intensamente pudiéramos tener algún tipo de cambio genético importante, como una pérdida o disminución de la variabilidad genética”, acota el investigador.
El equipo lo conforman, además, los biólogos marinos Cristian Hernández, Sandra Ferrada, Gustavo Aedo, Milton Pedraza y María Teresa González y los biólogos pesqueros, Luis Cubillos y Marcelo Oliva.