Julio Muñoz Mellado
Los recuerdos del hombre fuerte de la SIP

El actual director ejecutivo de la Sociedad Interamericana de Prensa, una de las más grandes asociaciones internacionales de medios de comunicación escritos, con mil 480 miembros en América, evoca con cariño su paso por la Universidad de Concepción.

Julio Muñoz sonríe incrédulo. Primero piensa que se trata de una broma, luego entiende que es verdad y reclama más detalles de la distribución que tenía el improvisado edificio de la escuela de Periodismo en 1990.

La carrera se había reabierto en 1989 y tras un primer año en el Teatro Viejo, no más de 40 estudiantes, seis docentes, una secretaria y dos auxiliares ocupaban las cabinas que por años habían sido parte del hogar universitario durante la década del 60 y parte de los 70.

Él vivió allí varios años y le parece al menos “curioso” el destino que tuvo uno de los lugares más emblemáticos para los jóvenes de esa época. “Tiene una significación especial. Pasábamos allí mucho tiempo todos los estudiantes que llegábamos de afuera. Era nuestra casa”, señala el actual director ejecutivo de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

El profesional, nacido en Coelemu hace 59 años y que hace 13 encabeza una de las más grandes asociaciones internacionales de medios de comunicación escritos, con mil 480 miembros en América, recuerda con cariño su paso por la Universidad de Concepción.

En una oficina del hotel Intercontinental, en Miami, Julio Eduardo Muñoz Mellado supervisa cada detalle de la reunión anual de la SIP, que este año convocó a más de 600 delegados entre directores, editores y ejecutivos de medios de comunicación. Un periodista norteamericano -Earl Maucker, director del periódico Sun-Sentinel, de Fort Lauderdale (Florida), nuevo presidente de la organización hemisférica - le recuerda que tienen reunión. “Twenty minutes”, responde Julio Muñoz. Le entusiasma repasar sus años universitarios y hablar de Chile, y se le nota. Cierra la puerta, pero no es suficiente. El celular suena cada dos minutos. Lo apaga. Es tiempo de recordar.

“Estudié primero en el propedéutico -sistema conocido como la Escuela Universitaria General- que consistía en un año común para todos quienes ingresaban a la Universidad y luego comencé mis estudios de periodismo. Recuerdo muy bien la intensa actividad cultural, las escuelas de verano, cuando el laureado poeta Gonzalo Rojas era director de Extensión y traía a las más radicales voces de la literatura contemporánea. Una época también muy convulsionada”.

Corría 1968, comenzaba una profunda reforma, inspirada en la idea de reemplazar las estructuras universitarias. Mayor participación del alumnado y democratizar el proceso de elección de autoridades, eran conceptos presentes en cada discurso.

“La Universidad estaba muy polarizada y Periodismo no escapaba a esa realidad. En todo caso, era un espacio privilegiado para el debate; fue una etapa muy interesante de mi formación y a pesar de la confrontación y episodios violentos y dolorosos, guardo recuerdos muy bellos. En la universidad logré una formación completa, sólida, tanto en aspectos académicos, teóricos, como profesionales”.

Tras hacer su práctica profesional en el Diario Crónica, Muñoz realizó un curso internacional de Periodismo en la Ciespal (Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina), en Ecuador. Luego volvió a Concepción a trabajar en El Sur.

Vivió los meses más duros de la Unidad Popular y el golpe militar, cuyo régimen criticó, hasta que en 1975 partió a Estados Unidos a hacer un master en Comunicaciones en California y nunca más volvió. Luego vino un doctorado en Minnesota y su ingreso a la SIP, hace 24 años. Se cumplía así su sueño.

“Cuando estaba en la Universidad me interesó mucho la política internacional, era el tiempo de la Guerra Fría, se hablaba de un nuevo orden mundial, del rol de los medios de comunicación en el desarrollo social y político de los pueblos. Lo cierto es que desde niño quise trabajar en un organismo internacional, viajar por el mundo.”

Y lo ha hecho. Conoce prácticamente toda Europa, ha estado en cada país entre Alaska a la Antártica y ha viajado por Asia y África, dictando conferencias y redactando informes sobre la libertad de expresión y las prácticas que la vulneran.

El director ejecutivo de la SIP sostiene que siempre existen problemas y no necesariamente están ligados a los gobiernos.

Esto hace pensar que siempre existirán grupos interesados en callar la investigación periodística.

“Las amenazas centrales se mantienen; la situación de algunos países nunca cambia, como en Cuba y en otros, como Venezuela, va de mal en peor. Por otra parte, la amenaza del crimen organizado es real por la relación entre delincuencia y narcotráfico, para amedrentar o matar a periodistas”.

Muñoz cree que en todos los países hay amenazas. “No podemos decir: en este país existe absoluta libertad de prensa. En todos, de una u otra forma, hay amenazas directas o indirectas. Hay naciones en donde hay una gran democracia, pero al mismo tiempo existe una frondosa legislación contra los medios. En mi opinión, no deberían existir leyes de prensa, pues estamos al servicio de la sociedad. La mejor ley de prensa es la que no existe.”

En esta evaluación Chile no queda fuera. Lamenta la existencia de normas que aún coartan la libertad de expresión y se muestra contrario a la colegiatura obligatoria de los periodistas, pues vulnera la libertad de trabajo. «El derecho a expresarse libremente es innato», puntualiza.

Tampoco le es ajeno el tema de la formación y apela a su experiencia para sugerir currículos muy enfocados en aspectos profesionales, con especial énfasis en la ética, nuevas tecnologías de información e idiomas. “Con mejores periodistas se logran medios más fuertes y más independientes, que defienden la libertad de expresión y fortalecen la democracia”, sentencia.

Francisco Martinic Figueroa

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