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Libro sobre Generación del Trece
El libro incluye obras de Exequiel Plaza, Pedro Luna, Abelardo Bustamante, Ulises Vásquez, Carlos Isamitt, Jaime Torrent, José Prida, Elmina Moisán, Judith Alpi y Alfredo Lobos, entre otros, pertenecientes a los fondos de la Pinacoteca de nuestra Universidad. Los textos corresponden a Pablo Neruda y Ricardo Bindis.
Generación del Trece. Obras y autores, es el nombre del primer libro de la Colección Bicentenario de Artes Visuales, de la Universidad. Con textos de Pablo Neruda y Ricardo Bindis, la cuidada calidad de las reproducciones permite reconocer el relato documental de la propuesta de este grupo calificado por el poeta chileno como Heroica capitanía de pintores.
Con esta colección, dirigida por la directora de Extensión, María Nieves Alonso, se busca difundir la importante riqueza pictórica que alberga la Pinacoteca de nuestra Universidad. Los próximos títulos darán cuenta del mural Presencia de América Latina y de los maestros de la gráfica chilena, gracias a la importante colección de grabados que posee nuestra Pinacoteca.
La denominación de Generación del Trece surge a partir de una exposición de pintura chilena realizada en 1913 en los Salones de El Mercurio. Desde entonces, ese nombre se ha utilizado para agrupar a los artistas que se formaron en la academia de pintura de la Universidad Católica, como discípulos de Pedro Lira, mientras continuaban estudiando paralelamente en la Academia de Bellas Artes.
Los artistas de esa exposición fueron Pedro Luna, Ulises Vásquez, José Prida, Guillermo Maira y Abelardo Bustamante. Esta exhibición adquirió el valor de símbolo, ya que, a partir de ella, surgió esta generación que incluye y cobija a un grupo numeroso de pintores unidos por nexos de amistad algunos y otros por afinidades no sólo generacionales, sino de carácter, estilo, espíritu y definición plástica.
Este grupo es, sin duda, el primer atisbo e intento de hacer en Chile un arte con raíces más nuestras, desprendidas de lo netamente europeo.
Las pinturas de esta generación, que alcanzó notoriedad entre 1910 y 1915, tienen en común ser autónomas estilísticamente respecto a sus maestros, además de dejar una suerte de constancia del «paisaje social» o paisaje de la naturaleza del ser humano: lo veleidoso, melancólico, las intrigas, amores y muertes.
En este paisaje social se identifican dos temáticas que, a su vez, son determinadas por el modelo, que puede ser el ciudadano o el campesino criollo. A partir de esto, entonces, se representa al ser humano inmerso en su paisaje urbano o rural. |
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