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nro 609 jueves 30 de agosto de 2007

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  CULTURA

El viernes es la última función de La Traviata, montaje lírico de la Corporación Cultural de la Universidad, que con su éxito de público ha demostrado una vez más la gran atracción que el género ejerce en el público penquista y cómo el compromiso emprendido por la Corcudec ha consolidado ese interés.

Bajo la dirección de destacado maestro argentino Carlos Vieu, para esta obra, que no es un título demasiado complejo de orquestación, se utiliza la planta orgánica normal de la Orquesta: cuatro cornos, tres trombones, madera por 2, pícolo... orquesta clásica.

Vieu, quien había estado a la cabeza de la Orquesta Sinfónica de la Universidad en oportunidades anteriores y tuvo a su cargo la dirección de la zarzuela Luisa Fernanda, en 2005, ve de manera positiva la evolución que ha tenido la agrupación musical en estos últimos años, pasando de la formación únicamente clásica (con dos cornos, dos trompetas, sin trombones ni tubas...) de principios de los 90 a ser una orquesta completa que puede enfrentar un repertorio mucho más amplio.

El maestro, quien confiesa sentirse mejor dirigiendo este género, agrega que “si bien ésta no es una orquesta netamente de ópera, toca y acompaña mucho mejor que otras que sí lo son. No es fácil lograr ciertas sutilezas que con esta orquesta sí se puede”.

En ese sentido destaca lo que significa trabajar con gente preparada como el diseñador, el iluminador y el reggisseur, en este caso Matías Cambiasso, también argentino y quien actualmente se desempeña como jefe de coordinación de Reggie del Teatro Colón de Buenos Aires.

Por su parte Cambiasso, director escénico, destaca las ventajas de trabajar en Concepción y en un montaje realizado específicamente para este lugar, realizando una obra de identidad coherente. “Lo bueno que hacemos aquí es que logramos converger todos para decir lo mismo, que es lo que la obra nos impone que digamos. La ópera tiene sus propios códigos, propios mensajes y a nosotros, como sus intérpretes, nos toca saber desentrañarlos, descubrirlos y hacerlos legibles para el público”.

La gran atracción que el género lírico ejerce actualmente en el público a nivel mundial lo explica Cambiasso con la existencia de nuevas propuestas. “La segunda mitad del siglo XX le supo encontrar a las obras del siglo XIX la actualidad. Es decir, el concepto de la obra que es vigente a través de siempre. En eso tuvo mucho que ver la participación de muchos directores de escena que la supieron hacer más legibles”.

Lo que sí cree que faltaría para completar este cuadro de la vigencia de la ópera son más autores contemporáneos. En ello coincide Vieu: “creo que la ópera ha tenido una evolución en otros géneros más que en el propio, que es el musical. La ópera es teatro cantado y eso hay que nutrirlo. Esto sumado a que muchos directores cinematográficos han incursionado en la reggie de óperas y hecho grandes producciones, hace que todo el género se nutra de un elemento contemporáneo”.

A su juicio actualmente las óperas más atractivas son las que tienen un impacto muy directo a lo “no intelectual” de la gente. Como ejemplo de ello recuerda la imagen de la película Mujer Bonita donde el personaje de Julia Roberts se emociona hasta las lágrimas al observar La Traviata en un teatro de Chicago. “Ella, que es una chica de la calle, inculta, llora en el palco, conmoviéndose al ver lo que es la primera ópera de su vida. Eso es la ópera: El libro que conmueve a la gente”.

   

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