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nro 605 jueves 21 de junio de 2007

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  INVESTIGACIÓN

Investigadores del departamento de Botánica se encuentran trabajando en una serie de experimentos, en la zona cordillerana de Santiago, para conocer los efectos del calentamiento global en las plantas de alta montaña.

El estudio es parte de un proyecto Fondecyt que lidera Lohengrin Cavieres y se inserta en las investigaciones del núcleo Milenio de Ecología y Biodiversidad, del que el académico es integrante.

El trabajo se sustenta en una estructura conocida como OTC (Open Top Chamber, una cámara abierta en el techo), que permiten simular condiciones de temperatura de entre 2 a 5 grados más que las que existen a campo abierto.

“Lo que hacemos es poner plántulas al interior y comparar cómo sobreviven dentro”, explica Cavieres.

Los experimentos se realizan en zonas con alturas de 2 mil 800 y 3 mil 600 metros de altura, donde se han mantenido las cámaras –unas 80 por cada sitio- por dos años.

Las observaciones, como señala Cavieres, indican que la temperatura en sí no es relevante, “el calentamiento va a afectar sólo si va acompañada de sequía”.

Las observaciones están focalizados en las hierbas que recubren la montaña. “Son plantas que tienen tolerancia a altas y bajas temperaturas, están equipadas para soportar un estrés muy alto, pero aparentemente son muy sensibles a la sequía”, acota el investigador.

Por ello, paralelamente, se iniciarán estudios para determinar cuáles son los niveles máximos de sequía tolerables. “Es una zona ya muy seca, tal vez esté al límite, y si las precipitaciones disminuyen, las condiciones para estas plantas serán más difíciles”.

De especial interés en la investigación es conocer la respuesta comparativa de plantas nativas e introducidas al aumento de temperaturas. “Lo que estamos viendo es que si bien las introducidas son sensibles a la sequía, son más fuertes en el sentido de que reclutan mejor en un escenario de calentamiento”, lo que podría implicar un cambio en el paisaje, con predominio de las introducidas.

Un cambio que afectaría el “principal” servicio ecosistémico de estas plantas. “El rol de estas especies –señala el académico- es estabilizar las laderas en que se acumula la nieve y, por tanto, regulan el ciclo del agua…permite, entre otras cosas, que en verano tengamos agua potable”. En este sentido, explica, es importante que exista biodiversidad en la alta montaña, “porque así hay una diversidad de sistemas de anclaje…si hay monocultivo es más probable que ocurra erosión”.

Estas investigaciones también contribuyen a proyectos globales como ITEX (Internacional Tundra Experiment, desde donde surgió el diseño de las OTC), que se orienta a conocer los impactos del calentamiento global en zonas árticas y de alta montaña, y MIREN (Mountain Invasión Research Netwok), cuyo objetivo es monitorear invasiones de especies en distintos ecosistemas.

Para Lohengrin Cavieres, el aporte de este tipo de estudios es que permite adelantarse a escenarios posibles, ya que “la literatura está cargada de modelos y si no hay experimentos siempre se va a caer en especulaciones”. Si estos escenarios no se aterrizan a una realidad posible, agrega, es difícil tener elementos para tomar buenas decisiones. “Si la Conama tiene razón al decir que en 50 años más habrá sequía en Chile Central y que las plantas de alta montaña se van a extinguir, hay que ver qué hacer para que no se extingan y ver formas de mantener la nieve en las laderas para asegurar la provisión de agua”.

   

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