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Universidad, puente entre
humanismo latino y globalización
Para la académica de la facultad de Letras de la Universidad de Pisa (Italia), Gabriella Albanese, la búsqueda de identidad y de raíces culturales que permiten organizar y construir un mundo aparece en el inicio del tercer milenio con más fuerza, pero con mayores dificultades. Más aún cuando “el ideal de una economía globalizada y una democracia de exportación no han sabido arraigar la conciencia de una pertenencia común a la humanidad sin divisiones y sin límites”, como dijo en su clase inaugural del año académico del Posgrado, El conocimiento humanístico y científico desde el humanismo clásico a la globalización: universidad, cultura y sociedad.
En esa búsqueda, indicó la especialista en Literatura Medieval y Humanística, la historia cobra en este tiempo un rol central en el debate político, cultural y ético. En una exposición magistral, la académica se remontó en la historia siguiendo las fuentes de que se ha nutrido el conocimiento actual, pasando por la Antigüedad Clásica y el Renacimiento. En el último período, puso el acento en las figuras que aportaron a la construcción del pensamiento humanista y la ciencia moderna, deteniéndose en el proyecto cultural “universal” de la época, al que también contribuyó la aparición de las universidades; todo para proponer un modelo de identidad en el contexto de la globalización. A juicio de Albanese hoy es indispensable recuperar el modelo cultural de saber circular e integral, en un nuevo humanismo. En esta perspectiva, señaló, “está consentido individuar en la Universidad un fuerte elemento de continuidad entre Humanismo Latino y la era de la globalización y uno de los principales factores de estabilidad y de paz entre los pueblos, como promotor de proyectos culturales que alejan toda tendencia y tentación de aislamiento y de violencia y reducen las más diversas identidades a una misma pertenencia a referentes culturales de la historia precedente”. Así, afirmó, es posible interpretar la globalización como una capacidad abierta y colaborativa del hombre en la actividad civil, política, religiosa, cultura y científica “con la finalidad de la adaptación y de la creatividad, de la participación activa o pasiva a la sociedad civil en calidad de ciudadano libre y consciente de sus derechos y deberes”.
La exposición de Albanese fue precedida de la intervención del rector, Sergio Lavanchy, quien puso de relieve los logros más importantes del posgrado en los últimos años, reconociendo, además, la labor de los profesores de este nivel, pues –como dijo “su actividad docente y científica ha contribuido a que nuestra institución posea el prestigio que la distingue”.
La autoridad se refirió al contexto en que las universidades desarrollan la formación de posgrado, destacando el cambio que significa el fin de la sociedad industrial que ha puesto “al conocimiento y la tecnología como elementos de mayor impacto para el desarrollo económico y social de los países”. En este escenario, dijo, las universidades son las principales generadoras de conocimiento. “Es en el posgrado, donde se alcanza un alto nivel en la generación, transferencia, adaptación y aplicación de conocimientos. Por ello, la actividad de posgrado en cualquier país debe estar profundamente ligada a los procesos de reflexión, investigación, innovación, ciencia y tecnología”, afirmó. |
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