¿Cuán lejos de la ciencia se encuentra el hombre común y corriente hoy?

La apropiación social del conocimiento es una preocupación central de las sociedades del primer mundo, pero en especial debería serlo de las que están en vías de desarrollo. Se trata de decidir quiénes producen, usan y regulan el saber que se genera en cada sociedad y se convalida de manera crítica, dinámica y comunicativa entre comunidades científicas, tecnológicas, educativas, culturales, gobierno, empresa y ciudadanía.

Es entonces, la apropiación social de la ciencia un comportamiento real de toma de decisiones por parte de quienes regulan el saber, lo producen y quienes lo convierten en atributos de calidad de vida cotidiana. Una relación que tiene como desafío superar las actuales prácticas de difusión, instrucción o meramente comunicativas que se dan entre ciudadanos expertos y no expertos, y construir espacios interaccionales de proyecto, donde surgen conversaciones de co-inspiración que generan cooperación, consenso y acuerdos.

En este contexto y como parte del Programa Bicentenario de C&T, se enmarca la realización en mayo próximo, de una Jornada Internacional que abordará los temas Comunicación, Universidad y Sociedad del Conocimiento: gestión de la información sobre ciencia, tecnología e innovación. Este encuentro quiere ser una experiencia práctica de cómo la Universidad propone y genera un nuevo pacto con diversos actores de la ciudadanía, donde el lenguaje sea conspirativo para lograr la conformación de una red de comunicadores y científicos comprometidos en el empoderamiento de la ciudadanía en C&T +I.

Se trata de una reunión de exploración, donde se evite el control mutuo; no exista la propiedad en sentido excluyente de la ideas y se conspire para ser creativo a fin de lograr algo que antes no existía: un espacio comunicacional co-inspirativo fundado en la aceptación de la legitimidad del otro. Aquí será posible encontrar conversaciones de reflexión, acuerdo y responsabilidad en relación con los modos de decidir y hacer en el campo de la ciencia y la tecnología. Además, de cómo éste se incluye en la agenda social. Es un nuevo tipo de actitud basada en el desarrollo de significados comunes que están en constante transformación en el proceso de conversación.

Inspira a los organizadores el reconocimiento de que la democracia es un sistema de convivencia; un espacio interaccional, una obra de arte, generado conscientemente, que puede existir solamente a través de las acciones propositivas que le dan origen como una coinspiración de una comunidad humana. La mejor manera de vivir un estilo de democracia participativa es involucrarse en conversaciones para la construcción de un proyecto común, donde por ejemplo, las diferencias entre científicos y comunicadores no es el inicio de un abismo, sino una oportunidad de reflexión y diálogo.

Poner el conocimiento a disposición de la ciudadanía, permite además el fortalecimiento de la democracia, ya que mientras más equitativa sea la difusión de la información y menos restringido el acceso a ésta, el ciudadano tendrá mayor poder para decidir y participar en la definición de las políticas públicas.

Hasta el momento, dar a conocer los resultados de la producción de conocimiento e investigación científica sostenida por una universidad, ha sido enmarcada y constituye el paradigma de la comunicación institucional. Esto, naturalmente influye en la manera en que se entrega socialmente el conocimiento científico, la cual considera al ciudadano común sólo como un receptor pasivo. Si embargo, es preciso aceptar que el saber es un bien público primordial en la sociedad actual, y por tanto, la ciudadanía tiene el derecho a ser informado y a participar en el debate público de todo lo concerniente a las opciones y decisiones sobre desarrollo e investigación científica y tecnológica.

Consecuente con lo anterior, importantes propósitos tanto de los comunicadores como de los científicos deberían ser: facilitar y dar mayor fluidez a los flujos externos e internos de la comunicación; generar espacios, incrementando la relación e interacción de los investigadores y comunicadores entre ellos y con la comunidad ; y consolidar la imagen del hacer científico.

La facilidad de las comunicaciones en la actual Sociedad del Conocimiento ha demostrado que en ciencia,«veracidad» y «velocidad» son conceptos difíciles de gestionar. El tratamiento de un tema no sigue el mismo ritmo en los Medios de Comunicación y en el ámbito de la investigación. El proceso científico es lento y meticuloso, mientras que el tiempo mediático es vertiginoso y efímero Es así como el comunicador puede caer en tentaciones obvias, tales como el sensacionalismo, la novedad y superficialidad, justificadas por la inmediatez de los hechos, dejando el rigor científico marginado, ya que muchas veces pareciera que en vez de favorecer, entorpece el trabajo de difusión.

Sin embargo, los profesionales de la investigación requieren de Comunicadores Sociales para divulgar sus conocimientos, obtener reconocimiento por su esfuerzo y conseguir apoyos que les permitan mantener e impulsar sus proyectos. Para que la necesaria complicidad entre comunicadores y científicos sea fructífera, ambos actores deben realizar acciones que faciliten el mutuo entendimiento profesional, contribuyendo a una adecuada estrategia para comunicar la ciencia.

Por un lado, los científicos deben mantenerse al corriente de la información científica y técnica que se transmite a la sociedad a través de los diferentes medios de comunicación, y pensar más en el impacto que la investigación pueda tener en la sociedad que en los tecnicismos.

Y por otra parte, los comunicadores deben generar el máximo de confianza en los científicos para que no se sientan amenzadados por los titulares de las informaciones, además de interactuar con la ciudadanía estimulando su interés por el saber, sin caer en el sensacionalismo, transmitiendo la emoción del descubrimiento y resaltando la proximidad del científico como un ciudadano accesible.

Dr. Eugenio Oblitas Díaz
Departamento de Comunicación Social
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