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nro 600 jueves 5 de abril de 2007

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  INVESTIGACIÓN

Fauna bacteriana, un mundo por descubrir

La publicación reciente en PLos Biology de tres estudios sobre las muestras recolectadas en el Crucero GOS (Global Ocean Sampling Expedition) impulsado por el científico norteamericano deja en claro que en las comunidades microbianas hay un mundo por descubrir.

Lo recolectado en el crucero que se llevó a cabo en 2004 a bordo del Sorcerer II (propiedad de Venter) proviene de distintas estaciones (más de 40) localizadas entre la costa noreste de Estados Unidos y las Islas Galápagos en el Pacífico y su análisis –con la técnica de secuencia de ADN conocida como Shotgun- habla de 6 millones de nuevos genes, miles de nuevas familias de proteínas y formas de pigmentos fotosintetizadores.

“La visión que se obtiene con este muestreo es que el mar tiene mucha más vida de lo que pensaba”, afirma el docente de Oceanografía e investigador del Centro COPAS, Víctor Ariel Gallardo, quien fue parte de una sección de la expedición y de la conferencia de prensa con que se anunció la publicación de los estudios, en Washington.

Lo sorprendente, dice Gallardo, es que estas muestras corresponden sólo a los primeros 100 metros de la superficie marina. De otro lado, señala que hay un gran potencial utilitario en estos nuevos descubrimientos. Las propiedades de estas bacterias pueden brindar soluciones a muchos problemas del hombre en distintas aplicaciones.

Para algunos científicos, los nuevos hallazgos suponen una revisión del árbol de la vida microbiana. “Se está cuestionando mucho lo que es una especie bacteriana; hay poco acuerdo, porque el concepto calza muy bien cuando hay reproducción sexual y no en este caso…hay que ver nuevas formas de entender esa realidad”, acota el investigador.

También desde el COPAS se trabaja para avanzar en el conocimiento de esta parte de la fauna marina, con estudios locales tanto en la columna de agua en zonas de poco oxígeno –en el grupo que lidera Osvaldo Ulloa- como en las áreas bentónicas, a cargo de Gallardo.

En el Laboratorio de Bentos, la atención está centrada sobre las bacterias que viven en los sedimentos que, señala, es el hábitat menos conocido. “Las ¾ partes de la superficie del planeta es bentos y va desde la costa a las más grandes profundidades… hay un enorme cofre de sorpresas y no sólo en las micro y nano bacterias, las que principalmente estudió Venter, sino que en las grandes bacterias, las gigantes, que nosotros hemos encontrado y que todavía pasan inadvertidas en la mayor parte de las investigaciones”.

Importantes son en esta perspectiva un proyecto Fondecyt, aprobado en el último concurso regular (que analizará 4 especies en dos años), y el apoyo de Fundación Moore a la secuenciación del genoma de Thioploca, la bacteria gigante descubierta por Gallardo a comienzos de los 60.

   

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