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nro 599 jueves 22 de marzo de 2007

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  PERSONAJE

Recientemente galardoneada con el premio
Unesco-L´Oreal para Mujeres en la Ciencia.

La historia relata que Hipatia, sabia alejandrina del siglo IV fue asesinada por monjes misógenos, en la calle. Les competía en conocimientos y eso les pareció insoportable. La humanidad ha evolucionado. Tanto que algunas herederas de Hipatia fueron galardoneadas con el premio Unesco-L´Oreal para Mujeres en la Ciencia. El reconocimiento fue para una científica por cada continente y lo recibieron en París a fines de febrero.

La académica e investigadora chilena Ligia Gargallo González (tres hijos, siete nietos) fue reconocida por América Latina. Al conocer su trayectoria de casi medio siglo uno se pregunta cómo es que mujeres como ellas no son más conocidas por el gran público. Química farmaceútica de la Universidad de Concepción, doctora en Química, profesora titular de la UC, su curriculum anota además ser una de las tres mujeres miembro de número de la Academia de Ciencias de Chile, junto a las astrónomas María Teresa Ruiz y Adelina Gutiérrez.

¿Por qué eligió química y farmacia?

Fue mi profesora de química en el Liceo de Concepción quien me traspasó el afán por la química elemental, esa que posibilitaba, por ejemplo, mezclar y hacer jabones. Era lo que me gustaba y no hubo otro análisis. Menos aún si saber cómo sería la profesión en el futuro, si te aseguraba económicamente o no. Nada de eso que hoy es importante para la juventud.

¿Cómo recuerda sus años de estudiante?

Como una época maravillosa de estudio y de actividades extras. Me enorgullece contar que actúe junto a los hermanos Duvachelle en la obra Mancebo que casó con mujer brava de Chejov. Fui secretaria del Centro de Alumnos y ayudante de Mineralogía. Allí también conocí a mi marido Edison Cid Cárcamo, ya fallecido, colega de profesión.

¿Cuándo parte su trayectoria de académica e investigadora?

Ya casados nos vinimos a Santiago e ingresamos como docentes en la Universidad de Chile. Luego partimos a una pasantía de un año en Francia y allí nació mi hijo mayor. De regreso a Chile seguí dedicada a la academia y la investigación y nacen mis otras dos hijas. Partimos luego a Bélgica y en Lieja hice un doctorado en Ciencia Químicas con mención en física química de polímeros. De regreso paso a ser académica de la UC.

¿ Hay pocas mujeres científicas?

El porcentaje de mujeres que hacen ciencia es minoritario, pero eso cambia. Observo cada vez a jóvenes talentosos, de ambos sexos, incorporarse al trabajo científico, entender la importancia que éste tiene, aprovechar las oportunidades. Las mujeres, por un tema cultural se autoexcluyen.. Cuando se habla de paridad es importante preparar desde pequeñas a las mujeres para esta paridad y para eso es necesario poner el tema, estimularlo desde la escuela.

¿Es duro o complejo hacer ciencia? ¿Es un trabajo solitario?

Como cualquier otro trabajo que exige dedicación, minuciosidad, estar al día en la literatura, probar, comprobar, por qué no resultó esto o aquello. Personalmente siempre he trabajado en equipo, por lo tanto no se está sola. Hay cierta imposibilidad de olvidarte en casa de aquellas cosas que estás haciendo en el laboratorio. Están los viajes, actualmente preparo ponencias y trabajos para simposios internacionales en Brasil y Tailandia.

¿Cuál es su campo de estudio?

He trabajado en encontrar distintas aplicaciones para los polímeros; en síntesis y caracterización de estas moléculas que están presentes en muchos elementos de nuestra vida cotidiana, en el plástico, la industria cosmética, el transporte, la industria farmaceútica, el diseño electrónico. Actualmente trabajo en la absorción de polímeros interfases.

¿Qué sintió cuando supo que era la ganadora de un premio tan importante?

Lloré de emoción. Estaba en casa de una de mis hijas en Rancagua y abrí el correo electrónico donde el presidente del jurado, Premio Nobel de Física, Pierre Gilles de Gennes, me lo informaba. Mi hija pensó que había recibido una mala noticia. Después capté la magnitud cuando llegaron periodistas, camarógrafos, desde París, a preparar el material para la solemne entrega.

¿Quiénes la acompañaron en París?

Mis tres hijos, nuera y yerno. Y también la embajadora de Chile en Francia, Pilar Armanet, quien además nos ofreció una recepción. Previo a la ceremonia de entrega del premio, estuve invitada junto a las galardoneadas de los otros continentes, a la prestigiosa Academia de Ciencias de Francia donde presenté parte de mi trabajo.

Ha conocido varias universidades, en Chile y fuera ¿qué queda para la de Concepción?

Lo mejor de todos los recuerdos por la experiencia, por ser el inicio de todo, el lugar donde aprendí además a enfrentar la vida, donde formé mi familia. El lugar de profesores como Otto Weiner, quien dirigió mi tesis y Orlando Pavez. Pronto me reuniré con mis compañeras de la Universidad, químicas farmaceúticas como yo. Son muchos años ya y ahí están esos lazos indestructibles.

Mónica Silva Andrade

   

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