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nro 599 jueves 22 de marzo de 2007

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  PERSPECTIVAS

Cambio climático, una visión académica

Dos mil quinientos científicos reunidos en París en el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) organizado por Naciones Unidas, dieron un toque de alarma durante las vacaciones y el de 2 de febrero entregaron un informe en el cual prevén nuevas olas de calor, deshielos y subidas del nivel del mar. El documento asegura que parte del calentamiento es inevitable y que los cambios durarán siglos.

Parte del calentamiento ya es inevitable y el nivel del mar seguirá subiendo durante más de un siglo incluso si mañana se eliminan las emisiones de gases de efecto invernadero. Ése es un resumen de las conclusiones del informe del IPCC. El documento, titulado Cambio Climático 2007: La Evidencia Científica, es un manual de los conocimientos climáticos que gobiernos, industrias y organizaciones internacionales utilizarán hasta 2012.

El IPCC está organizado en tres grupos de trabajo: el primero evalúa los aspectos científicos del fenómeno; el segundo, las consecuencias del cambio climático y las posibilidades de adaptación y el tercero, las soluciones para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero.

La reunión de París involucró solamente al primer grupo, que aprobó un «resumen para los líderes políticos».

Durante los últimos dos años, expertos en climatología, glaciología, meteorología, oceanografía y especialistas en varias otras disciplinas han analizado los estudios científicos publicados sobre cambio climático. Los frutos de ese trabajo formarán la versión final del primer informe y, según los expertos, la evidencia muestra que el calentamiento global «podría ser peor de lo que hasta ahora se ha pronosticado».

Afirman que existe suficiente evidencia científica para establecer una relación entre las emisiones contaminantes del ser humano durante los pasados 250 años y los dramáticos cambios en el clima de la tierra. La comunidad científica ha establecido que las temperaturas del planeta aumentarán unos tres grados centígrados este siglo. Sin embargo, no puede descartarse un aumento de seis grados en las temperaturas o más. Eso, afirman los especialistas, sería una catástrofe.


Paleolimnología
Herramientas para probar modelos de predicción

Un grupo de investigadores del Centro Eula han dedicado sus esfuerzos al estudio de eventos climáticos pasados. Roberto Urrutia, uno de sus investigadores, indicó que el tema del calentamiento global es, también, un evento de características cíclicas.

El grupo ha estudiado eventos climáticos pasados que significaron un aumento de temperatura a niveles similares a los actuales y, luego, períodos de enfriamiento. Estos aumentos y descensos de temperatura –indicó Urrutia- ocurrieron en cortos períodos pero nunca con los niveles de CO2 actuales, por lo tanto es una variable que altera los modelos antiguos.

Uno de los más conocidos fue el Período cálido medieval que alcanzó temperaturas tan altas como las de ahora. Luego vino otro período frío, en el que avanzaron los glaciares, el cual se conoce como la Pequeña edad del hielo, que afectó principalmente al hemisferio norte, entre 1650 y 1850. “Este tampoco fue un período constante, también había períodos de aumento de temperatura”, señaló.

En el Eula se está estudiando si estos eventos -de cortos períodos de tiempo- también se produjeron en Chile y cómo afectaron el clima de la región. «Para eso estamos estudiando los lagos de la Patagonia Norte. Ahí estamos tomando muestras de sedimento y estamos analizando distintos indicadores que nos puedan señalar las incidencias de los eventos como la Pequeña edad del hielo o el Período cálido medieval».

Urrutia señaló que estos argumentos han sido utilizados para intentar explicar el aumento de las temperaturas que, en efecto, han tenido un comportamiento cíclico. “Hay cierta evidencia de que existe una correlación muy cercana entre el aumento del CO2 y el aumento de la temperatura, por lo tanto todo parece indicar que están asociadas”.

Uno de las ventajas que entrega la paleolimnología, área que desarrolla este grupo de investigadores, es la posibilidad de recabar información mediante los sedimentos obtenidos de las cuencas, lo que permitiría conocer cómo, cuándo y porqué han ocurrido los diversos cambios climáticos. Otra ventaja aún mejor, es que con toda información recabada es posible probar los modelos de predicción y, de esta forma, reducir sus márgenes de error.


Para el investigador del departamento de Geofísica, Aldo Montecinos, el cambio climático desde una perspectiva más local pasa necesariamente por verificar lo que está sucediendo hoy y desde allí hacer proyecciones sobre lo que pudiera ocurrir en el futuro.

Sobre el primer punto, dice, sólo este año habrá avances, a partir de un estudio que están desarrollando los departamentos de Geofísica de nuestra casa de estudios y de la Universidad de Chile, junto a la dirección de Meteorológica de Chile (investigación que es parte de un Anillo de Ciencia y Tecnología).
El proyecto tiene tres objetivos fundamentales: diagnosticar las condiciones actuales del clima, entender los mecanismos que producen variaciones climáticas en nuestra región y hacer proyecciones hasta el 2050, usando los mejores modelos posibles (globales y regionales).

El geofísico señala que hay datos que muestran una tendencia en el país a la disminución de las precipitaciones y un aumento de la temperatura, pero acota que es difícil determinar “qué tanto de esto es natural y qué tanto es parte del forzamiento antropogénico”.

Por otro lado, los cambios que se observan no son iguales: “la temperatura máxima diaria en Santiago está por sobre casi 0.8 grados de lo que era antes y lo mismo pasa con la temperatura mínima en la noche, que es un grado más cálida; en Temuco pasa lo contrario, con  noches y días más fríos durante el verano. Durante el segundo semestre –adelantó- tendremos un cuadro general más claro de cómo han cambiado los eventos extremos de temperatura y precipitación en Chile durante el siglo XX”.

Sobre las proyecciones, Montecinos acota que gran parte de los posibles escenarios futuros se basan en modelos que no necesariamente representan la variación climática de nuestra región. “Como parte del proyecto Anillo estamos evaluando 17 modelos utilizados para realizar las proyecciones para el siglo XXI que ya son de dominio público. La pregunta que estamos respondiendo es cuál o cuáles  modelos reproducen mejor el clima observado durante el siglo XX».

En todo caso, para el académico, la mayor comprensión de estos fenómenos puede mejorar en el futuro cercano, con el aporte de las nuevas generaciones de profesionales del área; tarea a la que contribuye la Universidad, con la puesta en marcha este año de la carrera de Geofísica, cuya dirección está a su cargo.


A juicio de la doctora en Geografía, Ximena Toledo, el calentamiento global significa un cambio sistémico total, incidiendo en las temperaturas del ambiente tanto en espacios urbanos como rurales.

Experta en desarrollo local, regional y ordenamiento territorial, la académica del curso Sistemas atmosféricos del departamento de Geografía suma a todos los efectos asociados al calentamiento global: aumento del nivel de las aguas, retroceso de los glaciares, pérdida de biodiversidad, lluvias intensas, formación de ciclones y tormentas tropicales y patologías asociadas al aumento de temperaturas, el incremento de la contaminación que se concentra en “islas de calor” urbano.

Estas existen en los centros de las grandes ciudades donde se concentran construcciones de gran altura; al circular el viento desde los sectores fríos a los cálidos, se produce un aumento de la contaminación atmosférica en esos sectores.

Para revertir este riesgo, la experta señala que es preciso bajar, con vegetación, la temperatura de la ciudad. “Nuestras ciudades son verdaderos desiertos urbanos. Necesitamos la creación de mayor cantidad de parques en torno a los ríos, para controlar inundaciones, por ejemplo. Cada jardín es un parche de vegetación y al sumarse con otros no sólo bajan las temperaturas, sino que se producen corredores de biodiversidad, corredores de vida”.

Por ello insiste en la necesidad urgente de un plan de reforestación de las ciudades, pero con estudios de vientos de manera de poner las barreras necesarias donde corresponda. Ello implica un trabajo urbano planificado e interdisciplinario.

Por su parte el académico del curso de Geografía económica y demografía del mismo departamento, Fernando Antinao, insiste en que, frente al desolador pronóstico, los países deben buscar fuentes energéticas alternativas, lo que debe ser asumido incluso por cada habitante desde sus casas. Ello, dice, debido a que existe un 90% de evidencia de que el calentamiento global es producido principalmente por la acción humana.

   

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