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nro 599 jueves 22 de marzo de 2007

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  CONTRIBUCIÓN ACADÉMICA

A propósito de Jean Baudrillard:
La hiperrealidad de la muerte

Una curiosa familiaridad es la que nos une con ciertos pensadores. Especialmente con aquéllos cuyas obras nos conducen a leer detenidamente sus libros, a comentar con otros lo leído, para volver una vez más al texto. Inusual clase de amistad es ésa que se establece con quien, probablemente, jamás conversaremos cara a cara, pero que nos parece más íntimo que muchos de nuestros conocidos. Tal es el caso de lo que ocurre con Jean Baudrillard, intelectual francés, autor de numerosas obras de alto valor académico y que en las últimas décadas de su vida aportó a la reflexión filosófica y de las ciencias humanas con ideas audaces y controversiales.

Una de sus contribuciones más interesantes y sugerentes la constituye su reflexión sobre el simulacro. Con este concepto realizó un audaz intento por comprender la condición de nuestra cultura contemporánea. Intentó pensar, por ejemplo, cuál es la realidad de los acontecimientos que, convertidos en una noticia, recorren todo el orbe en un par de segundos. Su obra buscó mostrar que el hecho o el objeto, multiplicados hasta el infinito en miríadas de copias digitales, no permanecen indemnes. Las copias resultan ser más accesibles, más inteligibles, más próximas, más verdaderas aún que el propio original. Nuestra época asiste, entonces, con la acumulación del conocimiento, las redes de comunicación, la tecnología de vanguardia y la mundialización de las economías, a una subversión del orden clásico que le pone frente a lo hiperrreal. El hecho y objeto, solidarios del principio de realidad, son sobrepasados, por algo que no es una reproducción, sino un simulacro que se sustrae a la categoría de verdadero o falso.
Con este tipo de reflexiones, entre otras, Baudrillard nos ha dejado la tarea de continuar pensando y discutiendo los alcances y las dificultades de su ontología postmoderna. No obstante, este polémico diálogo deberemos continuarlo, tras su fallecimiento, valiéndonos de la herencia que constituyen sus textos. Ello obliga a reconsiderar la propia muerte, entendida como ausencia o aniquilación: una paradojal presencia es aquella de la que goza un hombre que deja sus textos tras de sí. Lo cual nos recuerda que precisamente de esta índole es la amistad que nos une desde siempre a pensadores con quienes nunca cruzaremos palabra alguna, pero cuyas ideas tampoco podríamos considerar ajenas y menos distinguirlas tan fácilmente de las que impropiamente llamamos nuestras.

Jean Baudrillard nació en Reims, Francia, el año 1929. Durante su brillante carrera publicó numerosas obras, entre las más conocidas entre nosotros podemos mencionar El Sistema de los Objetos (1968), Crítica de la Economía Política del Signo (1972), El Espejo de la Producción (1973), Estrategias Fatales (1983), La Transparencia del Mal (1990). Falleció el pasado 6 de marzo, en París.

Juan López Muñoz
Profesor del Depto. de Filosofía
Universidad de Concepción

   

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