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nro 593 Jueves 09 de noviembre de 2006

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El desafío: hacer la mejor ciencia posible

El bioquímico Jorge Martínez Winkler es director ejecutivo de Conicyt. Considera que en el caso de la Universidad de Concepción el aporte al desarrollo científico es espectacular.

Sus años de estudiante en Concepción estuvieron marcados por la contingencia política y una visión romántica de la investigación científica “como un tema fuertemente relacionado con el quehacer nacional”. Hoy no suscribe esa visión, porque el gran desafío como país “es que los científicos hagan la mejor ciencia posible”. Y sus opiniones sobre la Universidad son importantes. “Se observa un interés marcado, una decisión de fomentar y realizar proyectos de interés; existe una coherencia institucional que la distingue con propuestas con bases muy sólidas en la formación de posgrados y de grupos de trabajo“

-¿Por qué eligió esta Universidad?

Era joven en el momento de postular y bastante despistado. La existencia del propedeútico, era 1966, se mostraba como una experiencia interesante, en tanto permitía postergar la decisión definitiva sobre qué opción seguir. Ingresé a Bioquímica y fueron cinco años inolvidables y decisivos en mi vida.

-¿Sus mejores recuerdos de esa etapa?

Fui un privilegiado, viví en la cabina 10 y fui seleccionado del equipo de fútbol. La Universidad me pareció siempre un lugar precioso con una gran actividad no sólo estudiantil, sino social y cultural muy potente. Además notaba esa gran identificación que la Universidad tiene con su ciudad y cómo la ciudad reconoce en la U. una institución de respeto y componente esencial del desarrollo regional.

¿Cómo parte profesionalmente?

En 1972 hice mi tesis sobre nutrición. Trabajé con cerebros de ratas desnutridas. En esa etapa conocí al Dr. Fernando Monckeberg, con quien inicié una relación de trabajo. En esa época yo suscribía la tesis de hacer investigación relacionada con el quehacer nacional, lo que no haría hoy.

¿Por qué?

El gran salto que Chile tiene que dar es hacer la mejor ciencia posible, con los científicos mejor dotados, detectar aquellas áreas donde el país es competitivo, visualizar los temas y ser allí los mejores, con trabajos de gran calidad. Quiero decir que hoy Chile necesita un científico bien preparado, más que un científico bien intencionado, lo que no significa no darle a la ciencia una intencionalidad.

¿Cómo visualiza el desarrollo de la ciencia, hoy?

La comunidad científica chilena es pequeña, pero existen áreas específicas de gran notoriedad lo que resulta esperanzador. Parte importante del trabajo científico puede ser incorporado al mundo productivo, lo interesante es implementar esa idea a nivel de las empresas.

¿Qué área destaca?

La acuicultura, la genómica de la hortofrutícola; científicos doctorados en las últimas décadas que hacen un trabajo notable en la biolixiviación del cobre, la utilización de bacterias de residuos de baja ley. Hay horizontes nuevos de interés y demostraciones de generar conocimientos de gran aplicabilidad. Es el caso de aquellas variedades frutales, por ejemplo, que deben recorrer grandes distancias para llegar a destino y que deben ser modificadas genéticamente para que no pierdan sus propiedades organolépticas en ese transcurso. En este ámbito hay investigaciones de gran nivel.

Mónica Silva Andrade

   

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