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nro 592 Jueves 25 de octubre de 2006

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  • OPINIÓN

Cuando pensamos en Víctor Jara, a menudo recordamos aquella imagen inmortalizada en tantas fotografías: la del sencillo cantor de poncho campesino, que entona sus versos sin más compañía que su guitarra. Pero el quehacer artístico de Víctor Jara fluyó por cauces mucho más diversos. (...)

Como director escénico, estrenó en 1969 la obra norteamericana Viet-Rock, una protesta anti-bélica con música de Marianne de Pury. En 1971, grabó su propia canción inspirada en Vietnam, El derecho de vivir en paz, acompañado por el sonido eléctrico de Los Blops. En el mismo disco aparece su pieza La Partida, grabada con otro joven conjunto: Inti-Illimani. También hay dos canciones de un compositor de música docta, el peruano Celso Garrido-Lecca, jefe del departamento de composición de la Universidad de Chile. (...) En la producción de Víctor Jara, esto no sólo daría como fruto la mencionada Partida, el Cai-Cai Vilú y la enigmática Doncella encantada, sino también Arauco y Oficina abandonada, piezas que fusionan la sonoridad mapuche y andina con las cuerdas sinfónicas, gracias a la complicidad del arreglista Mariano Casanova, destacado intérprete de jazz.

La apertura hacia nuevas sonoridades en la producción de Víctor Jara se correlaciona con las búsquedas emprendidas por sus colaboradores. Quilapayún, conjunto dirigido por el cantautor entre 1966 y 1969, estrenaría la célebre Cantata Santa María de Luis Advis, así como muchas otras piezas de compositores doctos, como Gustavo Becerra y Juan Orrego Salas. Por su parte, Celso Garrido-Lecca trabajó junto a Inti-Illimani y Víctor Jara en Los siete estados, un ambicioso proyecto para Patricio Bunster y el Ballet Nacional, pero que quedó abandonado en 1973. Garrido-Lecca se vio obligado a regresar al Perú. (...) En 1986 escribiría un trío basado en Gracias a la vida de Violeta Parra y, al año siguiente, el Cuarteto de cuerdas No.2, A la memoria de Víctor Jara. (...)

Mucho más conocidos son los homenajes que le ha rendido una amplísima variedad de músicos populares y de jazz, quienes no cesan de confirmar la vigencia de las creaciones de Víctor Jara, al igual que los músicos doctos de nuestro país (...)

Así, el presente homenaje sinfónico-coral, aunque inédito en su género, no hace más que confirmar la relevancia del legado de Víctor Jara, el cual trasciende cada día más el recuerdo de las divisiones sociopolíticas de la época de su autor, para tornarse en un símbolo de encuentro y fusión de lo diverso; sin duda, una creación que no podía faltar en este emocionante proyecto de nuestra Universidad y de su Corporación Cultural para dar un justo reconocimiento a lo mejor de la música chilena.

Felipe Elgueta
(Extractos de las notas al programa de Víctor Jara Sinfónico de la Corporación Cultural, que se presentará en el Teatro Universidad los días 10 y 11 de noviembre, 20 horas.)

   

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