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nro 590 Jueves 28 de septiembre de 2006

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  INVESTIGACIÓN

Importantes avances en comprensión de El Niño

A pesar de que hoy se dispone de un volumen mayor de información, Tathje insiste en que “no tenemos una solución para El Niño”

Una comprensión más acabada de El Niño y sus impactos en la variabilidad climática han alcanzado, en los últimos años, científicos europeos y latinoamericanos a través de CENSOR, un proyecto prioritario de cooperación internacional inserto en el VI Programa Marco de la Unión Europea.
Los investigadores del consorcio –que en español significa Variabilidad climática y El Niño Oscilación del Sur: implicancias y manejo de los recursos naturales y costeros- se reunieron en Campos Bellavista en un simposio-taller destinado a analizar el estado de las investigaciones tras dos años de trabajo. El encuentro fue organizado en conjunto por CENSOR, el Centro de Investigación Oceanográfica en el Pacífico Sur Oriental (COPAS), el Instituto Alfred Wegener (AWI) de Alemania, y el Centro Nacional de Oceanografía del Reino Unido (NOCS).

El coordinador del Consorcio, Sven Thatje del NOCS, señala que los principales logros han sido la consolidación de la información disponible en distintos puntos del mundo, “porque para detectar los cambios ambientales, sobre todo la oscilación climática, es muy importante resumir los datos locales e internacionales”. Esto –agrega- permite contar con un banco de datos al que se puede recurrir para dar respuesta a diferentes preguntas, explicar patrones, efectos sobre los recursos, etc.

A pesar de que hoy se dispone de un volumen mayor de información, Tathje insiste en que “no tenemos una solución para El Niño”. Pero, a la luz de un conocimiento más completo e integrado, es posible predecir en un horizonte de corto plazo los efectos de un evento Niño y entregar recomendaciones para mejorar la captura y el manejo de recursos que se encuentren disponibles en la costa. Para esto, los investigadores aspiran a establecer indicadores biológicos que sostengan la predicción. “Si nos dicen que hay un aumento significativo de temperatura en la costa porque viene El Niño y si sabemos que una especie muere si la temperatura es crítica, se puede, por ejemplo, recomendar sacar todo el recurso en un momento dado, porque igual morirá”.

La idea, en el fondo, es contribuir a aminorar los impactos sociales y económicos de El Niño, aprendiendo a vivir con él, como afirma el investigador de la Universidad Arturo Prat, Marcelo Oliva, coordinador del subprograma Limitantes Ecofisiológicas y requerimientos en acuicultura. Oliva señala que lo que se busca “es entregar herramientas de administración de los recursos, que permitan aprovechar lo positivo de El Niño (como la abundancia de algunas especies), prever lo negativo, para que estemos preparados”. Se trata, como dice, de ayudar a quienes viven de la pesca “a que frente a un año malo, sean capaces de redireccionar sus objetivos y no se queden de la noche a la mañana sin nada…es tener respuesta a los cambios que pueda traer un Niño”.

El investigador COPAS, Rubén Escribano, quien tiene a su cargo el subproyecto Procesos pelágico-bentónicos en la zona norte de Chile, señala que como resultado del trabajo de recopilación de la información histórica de la zona Perú-Chile, así como la realización de experimentos intensivos en el área, en la Región se conoce mucho más acerca de El Niño y sus efectos y cuentan con mejores capacidades científicas para proponer medidas que permitan aminorar sus consecuencias.

Estas capacidades se pondrán a prueba, ahora que se ha observado en la zona ecuatorial manifestaciones de un Niño que, de producirse, como informa Escribano, estaría a fin de año en las costas chilenas. A través de CENSOR y el subprograma a su cargo, se han realizado estudios estacionales de invierno y verano en condiciones normales, lo que hará posible conocer cómo el sistema cambia por acción de El Niño. “Hemos avanzado mucho, sabemos dónde atacar, a diferencia del año 97, donde sólo pudimos investigar lo que pasó tras El Niño. Ahora estamos mejor preparados”, afirma Escribano.

El investigador destaca la participación de la Universidad, a través del Centro COPAS en una iniciativa de nivel mundial –con representantes de Inglaterra, Alemania, Francia, España, Perú y Chile- que está estudiando las claves de un “fenómeno de amplias repercusiones económicas, sociales y científicas”.

El proyecto tiene una importante componente de formación de nuevos investigadores, área a la que también ha aportado el gobierno chileno a través del Programa Bicentenario de Ciencia y Tecnología, que subsidia estadías en el extranjero de estudiantes chilenos.

En estos momentos, dos alumnos de doctorado de la Universidad, Víctor Aguilera y Bárbara Jacob, se encuentran realizando pasantías en Francia y España, respectivamente.

   

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