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Borges: maestro de los laberintos
La conferencia del estudioso Alfonso de Toro estuvo básicamente centrada en el libro The western canon de Harold Bloom y en la propia obra de Borges.
“Un mundo es un objeto físico en un mundo de objetos físicos. Es un conjunto de símbolos muertos”. Con esa sentencia del escritor trasandino el catedrático de la Universidad de Leipzig, Alfonso de Toro, inició su conferencia Jorge Luis Borges o la literatura del deseo:
descentración, simulación del canon y estrategias posmodernas, organizada por el proyecto Mecesup doctorado en Literatura en conjunto con la dirección de Extensión.
Las publicaciones de Alfonso de Toro abarcan los campos del teatro, la narrativa y la poesía de las literaturas española, latinoamericana, francesa e italiana, así como también en las áreas de la teoría literaria, de la cultura y de los géneros.
En esta ocasión, recordó los dichos de Borges: “es el lector el que hace vivir el libro y el que le da universalidad” y para referirse al tema del canon, tomó como referencia lo que calificó de un debate científico fundamental en el libro de Harold Blomm The western canon.
Según De Toro, el canon literario está especialmente ligado a la recepción y discusión sobre obras precedentes y, en ese sentido, el caso de Borges sería ejemplar. “Este último se destaca porque hace confluir lo teórico y lo ficcional en su obra, parece estar siempre tratando problemas teóricos y del canon literario en su propia práctica literaria en cuanto cita a múltiples autores y obras, escribe ensayos sobre numerosos y muy diversos autores o sobre literatura. Podríamos decir que toda la obra de Borges no es otra cosa que la lucha contra y por el canon, lo que Harold Bloom considera como la característica predominante de su práctica y concepción literaria”.
Según De Toro, Bloom califica a Borges de Maestro de los laberintos y de Metafísico literario de la era.
A juicio del estudioso, este tipo de práctica literaria conlleva, por lo general, una premeditada selección de autores y obras, es decir, a la formación de un canon.
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Agenda Cultural |
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Presentaron nº23
de Cuadernos de Filosofía
En 1970 nació la revista Cuadernos de Filosofía que el martes pasado presentó su número 23 correspondiente a 2005. Pese a sus más de 3 decenios de existencia, esta publicación oficial del departamento de Filosofía ha pasado por diversos avatares hasta conseguir, en 1991, una periodicidad anual que se ha mantenido hasta hoy.
En la presentación del último número de Cuadernos de Filosofía, su actual director, Patricio Oyaneder, realizó una breve reseña de la historia de la publicación y destacó el aporte de los académicos del departamento que son autores y gestionadores de la revista.
"Efectivamente los artículos que aquí se publican corresponden al fruto de investigaciones de nuestros académicos. Este es el reflejo del trabajo silencioso de los profesores de este departamento". En este número, además, se incluyen algunos artículos de colaboradores externos.
Oyaneder señaló que uno de los desafíos actuales de Cuadernos de Filosofía, es ingresar al índice Scielo, para la cual ya han adquirido los aspectos formales y de calidad, teniendo el sólo inconveniente de la periodicidad.
La presentación de la publicación estuvo a cargo de Juan Antonio Ormeño, académico de distintas universidades nacionales, quien realizó un análisis crítico de cada uno de los artículos publicados.
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“El término ‘canon´ es de por sí un término normativo. Sin entrar en este lugar al conocido debate de los defensores y detractores de un canon vigente, debemos constatar que también aquellos que reclaman cánones particulares como de la literatura gay, chicana o afroamericana, repiten el mismo modelo al otro lado: operan con los procedimientos de selección, es decir, de exclusión e inclusión de autores y de obras”.
Según De Toro, el tipo de procedimientos literarios utilizados por Borges lo convierte en un anticanónico o un canónico posmoderno por excelencia en cuanto acuña una nueva forma de deconstrucción.
“Borges no es, en su totalidad, un autor intertextual, sino que imita la intertextualidad, la cita, así como él cita la oposición ‘realidad versus ficción’ o los procedimientos de
la literatura fantástica. Los laberintos de Borges son estos laberintos de signos, de libros, con una infinidad de entradas y salidas”.
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