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nro 590 Jueves 28 de septiembre de 2006

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  • CONTRIBUCIÓN ACADÉMICA

Los pensadores de la Escuela Fenomenológica, aunque influidos por otras corrientes, participan de las ideas de Husserl, en cuanto a su adopción al método fenomenológico. Desconfían así de toda especulación filosófica que va más allá de lo que puede ser constatado por medio de una genuina intuición; prescindiendo de toda interpretación o principio, sin tergiversar lo que aparece, como una percepción primaria inmediata de las cosas materiales que integran el mundo, liberándolas de todo prejuicio o superstición.

La fenomenología y la aplicación de ella al fenómeno artístico, es un estudio de gran valor porque da un nuevo sentido a la realidad y, más específicamente a la obra de arte, produciendo una nueva mirada que situándose en el fenómeno alcanza un estado espiritual que permite ver lo que está velado.

Es en esta lucidez deslumbrante y en una perspectiva absolutamente inédita donde estos teóricos desmenuzan y enfrentan el fenómeno estético, lo que nos permite visualizar la relación entre lo visible y lo invisible que obliga a revisar y remover conceptos e ideas tanto para el creador como para el esteta en su comprensión del arte.

Hay paradoja en la menor percepción humana, donde lo invisible atraviesa lo visible. Lo paradójico es que lo visible crece con relación a lo invisible, el positivismo que va quitando lo invisible acaba empobreciendo a lo visible. Lo invisible entonces en un cuadro: construye lo visible lo ordena, le da una estructura y le da un sentido.

La estética como una dimensión de la vida adquiere un valor trascendental, puesto que nos saca de los intereses “prácticos”. Dice Husserl que”... en una vivencia estética no se nos plantea cuestión alguna sobre el ser o no ser de lo que aparece directamente en imagen...” con lo cual está afirmando que el valor estético prescinde del carácter ponente, porque todo interés siempre está vinculado con el ser. Todas las actividades tienen lugar sobre la dóxica, es decir, la cualidad intencional ponente, salvo la estética. El carácter estético se fundamenta en el a priori de la finalidad, pero una finalidad subjetiva, desinteresada, una finalidad sin fin.

Tenemos que lo estético tiene que ver con el modo de darse y no con la actitud mundana dóxica, que es la cualidad intencional ponente. La actitud estética se sustenta del puro aparecer de los objetos al margen de su existencia y acceden a la verdad en el aparecer del ser en el campo de la subjetividad. La obra de arte es una realidad absoluta que abre un mundo para quién lo hace y para quien lo recibe.

Luz María Sánchez Velasco
Académica depto. Artes Plásticas

Extractos de ponencia en primer
Simposio Internacional de Estética y Filosofía

   

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