Juan Araneda
La primera presidenta de una
empresa del Estado
Araneda confiesa que esta etapa de su vida fue de mucha entrega, amistad, solidaridad y que pudo descubrir el valor de la
democracia y el valor del respeto
al otro.
Juan Mauricio Araneda Medina es abogado y se desempeña como asesor jurídico de la municipalidad de San Pedro de la Paz. Recuerda a la Universidad de Concepción como una experiencia enriquecedora, además de ser una constructora de familias, ya que fue en las aulas de Derecho donde conoció a Laura Silva, su esposa, también abogado, con quien tiene dos hijas.
Refugiado en su oficina de la Diagonal Pero Aguirre Cerda, Mauricio Araneda cuenta su experiencia como alumno UdeC. Después de la reunión realizada en 2001, espera volver a encontrarse en octubre de este año con sus compañeros de generación, los del año 1981. No importa si terminaron o no la carrera, ya que para ese curso la riqueza de la amistad se dio a partir de aquéllos que se reunieron desde el primer día en las salas de clases y compartieron una experiencia común.
¿Por qué estudió Derecho en la Universidad de Concepción?
El encuentro con el área humanista, en mi caso, era una inclinación que comencé a descubrir en la enseñanza media; pero no creo que haya tenido una claridad de que derecho era la carrera, no había por así decirlo una vocación tan definida. En esa época, para la PAA se podían rendir todas las pruebas, pero de alguna u otra manera el alumno se definía por rendir aquéllas que orientaban su postulación al área científica o humanista. Obviamente me quedé con la segunda opción. Dentro de esas posibilidades estaban derecho y filosofía, que eran las carreras que más me atraían..mi elección ya se sabe.
Como vivía en la región, la Universidad de Concepción era su alternativa. No estaba entre sus planes trasladarse de ciudad. Derecho era la carrera que más se acomodaba a las aspiraciones que tenía respecto a su rol en la sociedad, la que se encontraba muy marcada por el idealismo y el compromiso social y político.
¿Cómo vivió la situación política de la época?
Nos tocó una época “de privilegio”, no por el hecho de vivir en un régimen dictatorial, sino porque fuimos capaces de desatar una forma de ser basada en el compromiso y la solidaridad. Esto generó una profunda amistad en los que estuvimos allí, pudimos desarrollar una mirada un poco más trascendente de la vida.
Araneda confiesa que esta etapa de su vida fue de mucha entrega, amistad, solidaridad y que pudo descubrir el valor de la democracia y el valor del respeto al otro.
¿Cómo fue la relación con los profesores?
Debo reconocer que no siempre apoyaban la forma que utilizábamos para expresarnos, pero igual nos sentimos cobijados en la Escuela de Derecho, ya que siempre fue tolerante, muy abierta a la expresión del pluralismo, que se manifestaba en el movimiento estudiantil en ese momento.
¿Y la formación que recibió?
Uno con los años, cuando ejerce su profesión, se da cuenta que recibió una formación adecuada para lo que significa un ejercicio profesional más integral. Uno concebía y concibe a la Universidad como una institución formadora no sólo de profesionales, sino también y ante todo de personas, como una institución que debe estar siempre abierta a los cuatro puntos cardinales del pensamiento. En aquella época en la que me correspondió estudiar, concebíamos también una universidad muy receptiva con la demanda de recuperación democrática que exigía nuestro país. Creo que esto último marcó a la generación de estudiantes de esa época.
Sin intentar generalizar, Araneda siente que la UdeC marcó el sendero de su vida, gracias a los principios que le inculcó y a la valoración del sentido de la libertad que, a pesar de la época, pudieron desarrollar él y sus compañeros, con quienes pudo crear grandes lazos de amistad.
Mirta Barramuño
Alumna en práctica
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