Herramientas predictivas para
enfrentar riesgos naturales
En dos rondas de exposiciones los investigadores dieron a conocer avances e ideas generadas en sus trabajos relacionadas al área de predicción y toma de decisiones ante riesgos naturales.
Motivar un cambio en la manera en que la región enfrenta las emergencias que originan fenómenos naturales fue uno de los objetivos perseguidos por el Centro Eula, la facultad de Ingeniería y la dirección de Investigación, al organizar el seminario El desarrollo y uso de herramientas predictivas para enfrentar los riesgos naturales en la región del Bío Bío. Dirigentes vecinales, directores de servicios y representantes del sector privado atendieron las presentaciones que –durante la mañana del 9 de agosto- dieron cuenta de los estudios desarrollados por la Universidad sobre el tema.
Oscar Link (departamento de Ingeniería Civil), inició las exposiciones con el tema Aspectos del conocimiento de su uso en la gestión de ríos. Link planteó que el mayor problema de los 112,5 mm. de aguas caídas durante el temporal de julio, correspondiente a una crecida centenaria, fue que llovió homogéneamente en la parte alta de la cuenca. Un aspecto fundamental, para evitar desastres mayores, es conocer la frecuencia con la que se repite el evento (el período de retorno-. A juicio del investigador es fundamental entender el sistema fluvial en el que se inserta la zona.
“El río posee una cuenca, ésta recibe lluvias y las drena hacia el cauce principal, el que desemboca en el océano. Hay que tener en cuenta el factor del sedimento: a mayor erosión mayor sedimento; cauce más sedimento crean la fuerza del río”.
En su área, Link ha estudiado diferentes tipos de medidas estructurales –diques ribereños, embalses reguladores y otras obras- las que a su juicio son una posibilidad que deben considerarse para evitar que las crecidas continúen causando estragos.
Andrés López, del departamento de Ingeniería Civil y del Centro Eula, desarrolló el Fondecyt Diseño de un sistema de apoyo a la toma de decisiones (dss) para la previsión y alerta de crecida en tiempo real en el río Bío Bío. En el seminario expuso una revisión de la literatura sobre medidas no estructurales y cómo se puede utilizar para crear una red de alerta de crecidas. “Conservadoramente se puede decir que al implementar un sistema de alerta se puede reducir en un 10% los daños”, indicó.
María Mardones, del departamento de Geociencias, presentó el tema Uso y actualización de mapas de áreas de riesgo frente a eventos naturales extremos como base para la planificación territorial, en el cual analizó la importancia de las cartas de riesgo (tema que profundizó en una Fondecyt realizado en 1992) en la toma de decisiones.
Para Mardones es fundamental para los constructores, y sobre todo para quienes adquieren una vivienda, conocer la probabilidad de ocurrencia de un fenómeno natural.
En su exposición, la arquitecto del Centro Eula, María Muñoz, llamó la atención sobre la planificación urbana, señalando que hay que considerar las lecciones de la última inundación. Lo primero –dijo- es comprender que las ciudades se sitúan en una cuenca hidrográfica en que se funda la estructura natural; que habitamos un territorio dominado por el agua y, en consecuencia, la planificación de las ciudades debe hacerse sobre la base de estas realidades geográficas.
También de lecciones habló el director del departamento de Ingeniería Civil, José Vargas, a partir de los estudios de crecidas que ha hecho la unidad académica sobre diversas cuencas de la región. Vargas señaló que conocer mejor el comportamiento de los cuerpos de agua depende de la implementación de redes hidrológicas, ya que –afirmó- la cobertura actual es insuficiente. Dijo, además, que la prevención de desastres está asociada al establecimiento de áreas prioritarias, donde es fundamental la planificación territorial.
Saliéndose de la contingencia de las últimas inundaciones, el profesor Peter Dechent presentó el proyecto de instalación de un observatorio sismológico para la región, en el que trabajan los departamentos de Ingeniería Civil (del que él es parte), de Ciencias de la Tierra y Geofísica. El objetivo es mitigar el riesgo sísmico a través de la disponibilidad de información inmediata e incluye aspectos asociados a la protección civil y a la entrega de herramientas para evaluar y minimizar los riesgos; así como actividades educativas dirigidas a la población.
Para poner en marcha este amplio programa se requiere aumentar las capacidades actuales de un sismómetro y dos aceleró-grafos, a 10 estaciones (con sismómetro y GPS) y 16 acelerógrafos. |