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El
observatorio
Los
recursos con los que la Región cuenta
para monitorear los movimientos telúricos
se reducen a un sismógrafo y dos acelerógrafos
(de propiedad de la Universidad) que no dan respuesta
rápida a la necesidad de información.
Estos
requerimientos, de acuerdo al proyecto, se resuelven
con más equipamiento e instrumentación.
Esto significa dotar a la Región de, al menos,
10 estaciones de sismógrafos con GPS, más
16 acelerógrafos, partiendo por las cuatro
capitales provinciales, además de Talcahuano,
siendo Arauco la primera prioridad. |
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La
mayor inversión del proyecto justamente tiene
que ver con la adquisición de instrumental, una
inversión que, según las estimaciones,
alcanzaría a los 233 millones de pesos para el
primer año, a la que se sumarían 77 millones
de pesos por cada uno de los cuatro años siguientes,
para la mantención de los equipos.
Se trata de una inversión menor al millón
de dólares (montos a los que se debe agregar las
valorizaciones de los aportes de los universitarios)
que según los investigadores, se recupera con
creces si se analiza el nivel de las pérdidas
que históricamente han dejado los terremotos.
Los daños del terremoto de Valdivia, en 1960 (el
más grande del que se tiene registro en el mundo),
se calculan en 600 millones de dólares, en tanto
que se estima que los costos de un temblor de magnitud
7/8 grados en la escala de Richter pueden llegar a 500
millones de dólares.
Por ello, los investigadores apuestan a involucrar
a los organismos gubernamentales para concretar
el proyecto.
Un paso en ese sentido fue el contacto establecido
con el consejero Bernardo Daroch que, además de felicitar
la el trabajo de los académicos y coincidir en
la necesidad de integrar al gobierno en la iniciativa,
se comprometió a respaldar su presentación
ante el Consejo Regional
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