La
noticia que ha conmocionado al mundo esta semana fue
la muerte del Papa Juan Pablo II, más allá de
su condición de pastor de la Iglesia Católica,
Karol Wojtyla tuvo numerosas facetas que se han destacado
en el curso de estos días y que se seguirán
recordando de manera especial mañana cuando
se realicen sus funerales.
“
Descanse en paz, infatigable batallador por la amistad
entre los pueblos, enemigo de la guerra y amigo de los
pobres”, escribió Fidel Castro, en el libro
de condolencias de la nunciatura en La habana. El Papa,
más allá de sus serias diferencias políticas
con el dirigente cubano, logró establecer un diálogo
franco durante su visita a Cuba. Y esa es una de las
características que se le reconoce.
Sus escritos sociales, en los cuales abogó con
pasión por la igualdad social y condenó con
firmeza los abusos del mercado, en momentos que se convertía
en una nueva ideología casi intocable, son otro
hito de su pontificado. ‘Laborem exercens’ en
1981, trata sobre el trabajo humano y los problemas sociales.
Reafirma la centralidad del hombre en el trabajo y en
la empresa y solicita la instauración de un nuevo
orden social fundado en los derechos del trabajador y
la dignidad del trabajo. ‘Sollicitudo rei socialis’ tiene
como tema central el auténtico desarrollo humano
de la persona y de la sociedad basado en el deber moral
y social de la solidaridad. ‘Centesimus annus’,
el 1 de mayo de 1991 fue también la primera encíclica
luego de la caída del muro de Berlín y
su tema de fondo era la economía al servicio del
hombre.
Para nadie es un misterio que dentro de la propia
Iglesia Católica el papado de Juan Pablo II fue cuestionado
por grupos liberales que se pronunciaron en contra de
sus posiciones en temas como el uso de anticonceptivos,
el aborto, el celibato sacerdotal y la ordenación
de mujeres.
Su mirada progresista en temas sociales y su conservadurismo
al interior de la Iglesia Católica forman parte
del legado de este hombre que marcó los últimos
26 años de la historia contemporánea.
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