En
una ejercicio propio de la democracia de la Corporación
Universidad de Concepción, se llevó a
efecto la semana pasada la Junta de Socios.
Casi 300 socios acudieron a la citación y aprobaron
la memoria y el balance de 2003 y eligieron a cinco nuevos
directores para el período 2004-2008. (Información
en páginas centrales).
Socios académicos y no académicos, que
habían recibido previamente los textos con la
información, escucharon con atención las
exposiciones de las autoridades universitarias que daban
cuenta de los avances del período.
No se trató de un ejercicio de autocomplacencia,
sino de una mirada serena al funcionamiento de una casa
de estudios que ha logrado transitar y salvar escollos
de un escenario de la educación superior intrínsecamente
complejo.
La
Universidad ha cambiado y sigue cambiando al ritmo
de los tiempos.
La amenaza potencial que representa la expansión
indiscriminada de la oferta en Educación Superior,
se ha visto contrarrestada por la decisión de
las principales casas de estudios tradicionales de someterse
voluntariamente al sistema de acreditación, pudiendo
así tener un mecanismo para garantizar la calidad
de la educación y resguardar la fe pública.
La internacionalización de la educación
superior significa no sólo poder realizar investigación
en redes, sino que hacerse cargo de temas emergentes
como la movilidad estudiantil, la necesidad de acortar
los currículos y acercarse a los acuerdos de la
Unión Europea.
Los estudiantes que llegan a las aulas demandan
apoyos económicos y asistenciales como también
el fortalecimiento de las competencias que les permitan
abrirse camino en un mundo cada vez más variado.
A ellos están dirigidas todas las iniciativas
que la Universidad ha implementado y sigue poniendo en
práctica para su pleno desarrollo.
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