Patricio
Aylwin propuso
Educación con valores de tolerancia,
justicia, libertad y solidaridad
Consultado
por Viera Gallo sobre su famosa frase que el mercado
era cruel, señaló que hacía suya
la cita "a la mano invisible del mercado
hay que ponerle la mano fuerte de la justicia del estado
y la mano de la solidaridad".
La
iniciativa de la facultad de Educación de convocar
a un ciclo de encuentros para analizar El país
que queremos y la educación que necesitamos
comenzó el miércoles 25 de agosto con
la presencia del ex presidente de la República,
Patricio Aylwin, como expositor, y el senador por la
Octava región, José Antonio Viera Gallo,
como entrevistador. El coloquio tiene además
el formato de un programa de televisión ya
que se transmite por TVU. En un clima de una cierta intimidad, Aylwin comentó que
le había costado decidirse a aceptar la invitación
dado que la fórmula planteada por el decano de
Educación, Abelardo Castro, era novedosa e implicaba
además hablar de sí mismo, algo que al
exmandatario no le gusta.
Pese
a ello, Aylwin narró que perteneció a
una familia de clase media; su padre quedó huérfano
muy pequeño y a los 10 años fue enviado
a la escuela normal, donde se recibió de preceptor.
Logró un trabajo de inspector en la misma escuela
y comenzó sus estudios de Pedagogía primero
y Derecho después hasta finalizar su carrera como
presidente de la Corte Suprema, “para orgullo de
sus hijos”. Padre masón y madre católica,
conformaron un matrimonio muy unido que influyeron en
la formación de los cinco hermanos Aylwin. Educado
en el colegio Salesiano de Valdivia, en el Liceo de San
Bernardo y en el Instituto Nacional Barros Arana, el
conferencista declaró haber recibido una sólida
formación que le permitió ingresar
a la universidad. Su vida de joven fue marcada por los acontecimientos
mundiales: nazismo en Alemania, fascismo en Italia,
guerra civil en España, que lo llevaron tempranamente
a optar por los valores de la libertad y la justicia.
Preguntándose en qué se puede soñar
hoy, Aylwin señaló que, “tenemos
una democracia imperfecta y ojalá tengamos los
recursos necesarios, pero el desafío es derrotar
las grandes desigualdades económico-sociales”.
Para él se ha avanzado mucho pero falta aún
tanto por hacer hasta que todas las personas puedan hacer
pleno uso de sus derechos humanos.
Rescatando de su formación el aprender a convivir,
reiteró el concepto ante una de las preguntas
de Viera Gallo sobre su relación con la generación
del 60. Finalizando, además, con un llamado a
rescatar el valor de la solidaridad.
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