Pedro
Orthusteguy
Uno de los “históricos” del ministerio Público
Pedro
Orthusteguy Hinrichsen pertenece a esa “camada” del
ministerio Público que desde el año 2000
comenzó, de manera casi experimental, a reemplazar
a los jueces en la persecución criminal de los
delitos, cuando la nueva justicia hizo su estreno en
la Cuarta y Novena Regiones del país.
Todavía no enteraba la primera hora de su primer
turno como fiscal en Ovalle cuando el primer caso golpeó a
su puerta. Un niño cayó por descuido al
lecho de un río y falleció, era el primer
deceso del nuevo sistema en la comuna de Monte Patria.
“Es
difícil, pero uno lo asume como parte del oficio”,
dice con la satisfacción del deber cumplido
este santiaguino de nacimiento pero penquista de
corazón.
Luego asumió en la Fiscalía Local de Coquimbo.
En esa destinación se especializó en tráfico
de drogas, lo que el 2003 le permitió asumir como
abogado asesor de la Unidad Especializada de Tráfico
de Drogas de la Fiscalía Nacional. Hoy es uno
de los recientemente designados fiscales adjuntos de
la Fiscalía Regional Metropolitana Sur. - ¿Cómo
fueron esos primeros años de la Reforma?
- Fue un reto profesional muy importante y exigente
en cuanto a que todos los nuevos fiscales de
las regiones
piloto teníamos que ser gestores, creativos y
diseñar soluciones a problemas que nadie podía
prever. Muchas de esas prácticas se fueron replicando
en forma gradual en otras regiones, lo que será muy útil
para la implementación de la Reforma en la Región
Metropolitana.
- ¿Cuál es su diagnóstico a casi
un año de que comience el nuevo sistema en Santiago?
- Creo que el ministerio Público y en especial
la Fiscalía Regional Metropolitana Sur está preparada.
Tenemos muy buenos profesionales de todas las áreas
y estamos trabajando para rediseñar todo el sistema
de turnos para las fiscalías locales y el sistema
de asignación de causas.
- ¿Es ésta la prueba de fuego para la nueva
justicia? - En la Región Metropolitana se produce cerca
del 40% de los delitos del país y tiene prácticamente
la mitad de los fiscales asignados a nivel nacional,
276.
- ¿En qué momento decide dejar el ejercicio
privado de la profesión para postular al ministerio
Público?
- Mi primer curso sobre la Reforma Procesal
lo hice en 1999 ó 2000 en la Universidad de Concepción.
Me interesó mucho cuando vi de qué se trataba,
porque en el fondo era todo lo que un abogado sueña:
ejercer la profesión en forma oral, pública
y transparente, donde toda la gente pueda ir a una audiencia
a ver cómo se imparte justicia. Es bastante impresionante
comparado con el sistema antiguo.
- Egresado del Colegio Sagrados Corazones,
con un promedio de notas envidiable: 6,9.
Con ese
antecedente y el
excelente puntaje en la PAA no tardaron
en llegar los ofrecimientos
de becas de universidades privadas penquistas
y santiaguinas,
pero optó por la Universidad de Concepción. ¿Por
qué?
- Por la tradición que tiene la Escuela de Derecho
y por el reconocimiento a nivel nacional de la Universidad
de Concepción.
- ¿Qué recuerda de esa época?
- La recuerdo muy gratamente... ¡la famosa guerra
de las castañas contra los ingenieros! Me acuerdo
de una vez que vinieron unos 600 ingenieros y nosotros éramos
unos 80 estudiantes de Derecho, más la gente de
Medicina, de Química y de Física que nos
ayudaban, después teníamos que arrinconarnos
todos en la Escuela, siempre éramos los más
damnificados.
- ¿Nómbreme a algunos de sus profesores?
- Recuerdo con cariño a Julio Salas, que hacía
clases de Derecho Procesal, mi ramo favorito. Yo soy ‘procesalista’,
aunque dicen que esa área no existe. También
recuerdo a Tarciso Oviedo, me hacía Constitucional;
René Ramos que hacía clases de Derecho
Civil y Juana Sanhueza que hacía Derecho Penal.
- ¿De qué manera la Universidad de Concepción
se expresa hoy en su desempeño profesional?
- Yo diría que Derecho me entregó la capacidad
profesional, en todos y sus múltiples aspectos...
el conocimiento, básicamente. La capacidad para
generar un argumento contra la defensa durante una audiencia
pública solamente es posible si se tiene buena
base. Yo creo que la Universidad de Concepción
me dio la base para enfrentar el trabajo como fiscal. Erwin
Acevedo Ibáñez. |