Metano
de mantos de carbón,
una alternativa energética
La
crisis del gas en Argentina ha vuelto a poner en la
discusión el tema de la seguridad energética
en el país. La mayor demanda de energía
y el agotamiento continuo de los recursos que la generan –reflejado
en la baja producción de hidrocarburos, la inexistencia
de proyectos de construcción de centrales hidroeléctricas
en el corto plazo, el cierre de minas de carbón
y la disminución en la producción de
gas natural- han convertido a Chile en un país
dependiente de combustibles producidos en el exterior.
El recorte del suministro de gas desde Argentina
ha hecho a especialistas y personeros públicos pensar en
formas de diversificar la matriz energética del
país, de modo que su estabilidad no esté sujeta
a una variedad acotada de combustibles. Aquí se
han considerado fuentes energéticas no convencionales,
como las geotérmica, eólica, solar e hidratos
de metano, entre otras, cada una de las cuales presenta
más o menos ventajas a la hora de su implementación.
Sin embargo, en este análisis se ha dejado de
lado el metano asociado a las cuencas de carbón,
un recurso que se ha empezado a usar de manera reciente
en países como Estados Unidos, donde existen más
de 14 mil pozos sólo en la cuenca del río
Powder. Mientras en Chile ha sido escasamente explorado,
en países como Canadá, China, Rusia y Australia
han dado un fuerte impulso a su evaluación y producción
en los últimos años.
Las reservas mundiales se estiman en 250x1012 metros
cúbicos, volúmenes que superan en varias
veces los reservorios convencionales de gas.
Desde el Instituto de Geología Económica
Aplicada, GEA, se ha planteado la necesidad de analizar
la viabilidad de la extracción de metano de mantos
de carbón, así como la elaboración
de una carta de distribución del recurso, ocurrencia
y factores geológicos que controlan su génesis.
Los investigadores del Instituto, Sonia Helle
y Guillermo Alfaro, sugieren que estos estudios
debieran
centrarse
en las tres principales cuencas carboníferas del
país: Arauco-Concepción, Valdivia Osorno
y Magallanes, que sumadas llegan a volúmenes cercanos
a los mil 700 millones de toneladas de carbón.
Sonia Helle explica que el aprovechamiento
de esta nueva fuente energética no significa revivir las antiguas
minas de carbón, ya que los mantos permanecen
inalterados. Lo que se extrae es el gas que el mineral
ha acumulado en su estructura durante su proceso de formación
(carbogenización) y que se obtiene a través
de perforaciones, destinadas a eliminar el agua de los
mantos, primero, para luego hacer fluir el metano a la
superficie.
Se trata de una fuente de energía que, a juicio
de Helle, cumple tres condiciones básicas: es
abundante y tiene gran distribución mundial, su
explotación es relativamente fácil y barata
y su extracción y manejo evita que el metano fluya
a la atmósfera.
En 2002 y como resultado de un taller sobre
carbón
y mantos de metano, investigadores del GEA junto con
funcionarios del U.S. Geological Survey realizaron estudios
preliminares que demostraron las potencialidades del
recurso. Sin embargo, para Chile existen dificultades,
que tienen que ver con los costos en sus fases de evaluación
y exploración. Es una tarea que, en opinión
de los investigadores del GEA, no se puede asumir sólo
desde el trabajo de los científicos, sino que,
por tratarse de un tema estratégico para el país,
requiere del compromiso de actores clave como la ENAP
y la Comisión de Energía. |