Juan
Luis Meier
Un lugar donde todo tiene espacio
La
oficina de Juan Luis Meier Hoyuela (casado, cuatro hijos),
gerente general de Codigas, está situada en un
piso alto, con amplia vista a la cordillera y ornamentada
con obras de Guerrero, Barra, Arrepol, todos pintores
penquistas.
No
es casualidad. Su señora es la galerista Carmen
Gloria Matthei y desde hace 23 años trabaja en
una misma empresa del grupo Yaconi-Santa Cruz, cuyos propietarios
no sólo construyeron el Museo de Artes Visuales
de Santiago, sino que además ofrecen sus colecciones
personales abiertas a todo público.
Oriundo
de Curacautín, estudió en Temuco y luego
en la Universidad de Concepción. Inició
sus estudios en Ingeniería Civil Química,
influenciado por su tío José Hoyuela, egresado
de esta casa de estudios y luego se cambió a Ingeniería
Comercial.
-¿Está
ligado hace largos años a un solo empleador?
-Empecé
a trabajar en Enagas en el segundo año de la Universidad.
Lo hice como alumno en práctica con horario libre.
En este tiempo he hecho un aprendizaje amplio que empezó
desde abajo, oficiando como junior, subiéndome
a los camiones repartidores, conociendo al cliente. Todo
esto de Concepción al sur. Fui ascendiendo a jefe
comercial, a gerente comercial y a gerente general de
Enagas Concepción. En enero de 2002 asumí
la gerencia general de Codigas, en Santiago.
-¿Cómo
ha sido la evolución del proceso de producción
del gas licuado, considerando su utilidad en la vida de
las personas?
-Es
un combustible de primera necesidad y del cual ocupamos,
como empresa, el 40% del mercado desde Arica a Cohayque
en un nivel que ha ido ascendiendo con los años
para lograr colocarnos a nivel de las empresas europeas,
especialmente en cuanto al servicio, al enfoque centrado
en el cliente. Esto se ha reflejado en las encuestas,
como una que en dos años sucesivos nos ha seleccionado
como una industria que ofrece el mejor servicio por encima
de farmacias, multitiendas, servicentros. Estas encuestas
han sido confeccionadas por una universidad privada y
Adimark. Somos una industria madura y que sí nos
ha tocado competir muy fuerte con la entrada del gas natural.
-¿Cómo
definiría su período como estudiante y que
recuerdos guarda de la Universidad?
-Mi
recuerdo de la Universidad está relacionado con
su notable diferencia con una privada. Yo la entiendo
como un lugar amplio, universal en el sentido que allí
caben todos sin importar creencias, clases sociales. Es
una Universidad, no un colegio. También mis recuerdos
están ligados con el período que me tocó
vivir: la Universidad convertida en un amplio espacio
de opinión, con centros de alumnos que se rearmaban
y reincorporaban al proceso de recuperar la democracia
y finalmente la Universidad es para mí el deporte
que practiqué.
-¿Su
afición al arte por dónde le viene?
-Como
empresa, sus dueños son gente que vibra y lo siente;
mi señora otro tanto. Ella ha hecho un trabajo
muy interesante de fomento al trabajo de artistas plásticos
de Concepción, egresados en su gran mayoría
de la Escuela de Arte de la Universidad, tanto nacional
como hacia el exterior.
En
Concepción empezamos con un concurso de pinturas
para hijos del personal de Enagas, donde pintores reconocidos
guiaron a los niños. Hicimos luego un calendario
con obras de pintores penquistas y algo que va más
allá de la plástica es el apoyo que le brindamos
a la Orquesta Juvenil de Curanilahue cuando recién
empezó. Editamos un CD que entregamos a nuestros
clientes como regalo navideño.
-¿Cómo
observa la Universidad desde Santiago?
-Como
una Universidad que pierde liderazgo frente a la arremetida
de tantos planteles de educación superior. La Universidad
ha sido pionera y rectora de calidad en ámbitos
como la metalurgia y la minería, los ingenieros
químicos conforman equipos excepcionales en el
cobre u otros campos. Esa calidad debe mantenerse, acrecentarse
y mostrarse, especialmente con las oportunidades que surgen
en el área de los plásticos, la petroquímica
y la biotecnología. En Enagas trabajan varios egresados
y todos lo hacen con el sello del plantel.
Mónica
Silva Andrade
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