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José
Fernández
Un verso, una imagen
Egresado
de Arte, formó parte de una interesante generación
de artistas que allá por mediados de los 80 formaron
el grupo Grisalla. Desde aquella experiencia colectiva,
que José Fernández Covich (43 años)
rescata en todas sus partes, trabaja en solitario, con
exposiciones colectivas tanto en nuestro país como
en el extranjero.
En
sus obras están presentes aquellos motivos que
marcaron su infancia rural, diversos animales, tratados
con amor e ironía; seres humanos itinerantes que
no tienen claro su destino, y el circo, sus personajes,
una presencia frecuente en su San Antonio natal, donde
vive y trabaja.
Reconoce
la importancia de la Universidad, la academia, el aprendizaje.
Señala que Arte es una estupenda escuela, cuya
calidad se mantiene, en los profesores y en sus egresados.
Allí vivió la experiencia significativa
de completar las horas de universidad con horas de taller
que los profesores abrían con generosidad, como
Iván Contreras, Jaime Fica, Eduardo Meissner, Edgardo
Neira, María Eliana Vivanco, Claudio Romo, entre
otros.
-¿Cómo
llega a la U. de Concepción?
-Después
de recorrer otros caminos. Estudié Historia en
la Usach, después Leyes en la Católica de
Valparaíso hasta que finalmente llegué a
Arte a Concepción, con una idea clara: quería
ser artista, no profesor y eso resultó un tanto
complicado, porque para mí eran los ramos de taller
los favoritos, pero también tenía la carga
de saber que la pintura no te permite ganarte los porotos
y hay que dedicarse a la pedagogía. Mi hermano
Rodrigo es un claro ejemplo. Estudió Arte, pinta,
pero sobre todo hoy es profesor de Artes Plásticas
en San Antonio.
-Ha tenido éxitos importantes, como los poemas
de Neruda. Recuerde esa historia.
Soy
un sobreviviente pictórico. He logrado sobrevivir
de mi pintura. Soy de la resistencia artística.
He sido becario de Amigos del Arte, en dos ocasiones.
El 91 y el 93. Y fue esta entidad quien me invitó
a participar en una gran convocatoria del Instituto Tamarindo
de Alburquerque, Nueva México, Estados Unidos,
para seleccionar grabadores latinoamericanos que plasmáramos
en nuestras obras versos de Pablo Neruda. Trabajar allí,
como yo lo hice, es una experiencia alucinante, por la
cantidad y modernidad de los elementos que se colocan
a favor del artista y de su proceso creativo.
-¿En
cuál de sus versos encontró la inspiración?
-Entre
la gran cantidad de participantes fui seleccionado, como
artista único para representar a Chile, junto a
artistas de Uruguay, Bolivia, Colombia, Venezuela, República
Dominicana, Ecuador, Paraguay y Argentina. Mi litografía
Ebrio de trementina y largos besos está inspirada
en Veinte Poemas de Amor y una canción Desesperada.
Trabajé escuchando poesías, una amiga me
las leía, y así fue como algunas no me decían
nada, otras en cambio me suscitaban una imagen, de inmediato.
En ebrio de trementina... pude incluso oler ese verso.
-¿Cómo
se realizaron las obras?
-Las
obras fueron realizadas, entre los años 1995 y
1996, sobre piedras litográficas o planchas de
aluminio y fueron impresas sobre una gran variedad de
papeles occidentales y orientales. Dieron lugar más
tarde a una exposición en el Museo de Arte Contemporáneo.
-¿Cómo
fue la experiencia de exponer individualmente en la Pinacoteca
de la Universidad de Concepción?
-Fue
un retorno a casa, volver a un lugar del cual nunca me
he ido. La gente de la Escuela de Arte fue una gran familia
para mí. Es un lugar humano, súper humano.
Hice en aquel 2001 muchas cosas como por ejemplo unas
sillas escultóricas, óleos y grabados.
-Lo
que habla de su multiplicidad en las formas de expresión.
-Es
que esa es la gracia lo decía Picasso. Eso era
lo importante. Algunas técnicas con otras, mezclar,
retraolimentar. Ahí es como surgen cosas que valen
la pena. Hay una mirada más lúdica, no tan
severa y encasillada.
-No
es taquillero, vive más bien aislado ¿eso
le influye?
-Después
de haber estado trabajando en Nueva México, me
pegué una vuelta a Nueva York. Me gustó
lo que vi, galerías específicas, una democracia
artística, donde nadie tiene el monopolio de la
creación. Es el arte para todos, de todo para todos.
Al que no le gusta una cosa encuentra otra en otra parte.
Eso impide que haya disidentes, que los artistas claudiquen
en pos de aquello que oficialmente se debe hacer, como
sucede en nuestro país. Yo quiero mantenerme sin
claudicaciones. Me contacto con los circuitos formales
cuando es necesario.
Mónica
Silva Andrade
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