Francisco
Feres
Así
es como se debe construir Universidad
"No
hay otra parte donde la experiencia universitaria sea
mejor", enfatiza el abogado Francisco Feres Nazarala
(52, casado, cuatro hijos, dos nietos), gerente general
del diario La Nación, en su oficina frente a la
Plaza de la Constitución, mientras lamenta no tener
más horas para seguir evocando lo que fue su experiencia
como alumno de Leyes de la Universidad de Concepción,
cuando se iniciaba la década del 70.
Serenense
de origen, integrante de una numerosa familia de ascendencia
sirio libanesa, una de sus hermanas es la directora del
Trabajo; mientras que otro de sus nueve hermanos, es el
presidente del Partido Humanista.
Ingresó a primer año de Derecho en la Universidad
de Chile, Era militante de la Democracia Cristiana, el
PDC le pidió trasladarse a Concepción para
hacerle el peso al MIR. Lo describe como una experiencia
extraordinaria. Las magníficas instalaciones, la
existencia de los institutos centrales, los currículum
flexible los profesores de altísimo nivel, los
académicos visitantes. En definitiva, una universidad
amplia, laica, progresista. Sigue pensando que así
es como se construye Universidad
Hábleme
algo de esa generación de estudiantes ¿quiénes
estaban? y de los profesores ¿a quiénes
destaca?
Fue
la época en que Jorge Schaulsohn e Isidro Solís
llegaron a estudiar Leyes. Estaba Martín Zilic,
Martín Hernández, Jaime Campos, Nelson Gutiérrez,
entre otros. Fui fundador de la Izquierda Cristiana en
Concepción, con gente como Nelson Caucoto, de Derecho,
y Víctor Barma, de Economía. Era una época
en que la política era relevante, en que el debate
ideológico era abierto y cotidiano, en que se estudiaba
la política, porque era necesario justificar las
posturas, en torno a principios y valores. Una vida política
rica y confrontacional en ascenso y que terminó
mal. Donde la fuerza empezó a imponerse por sobre
la razón, incluso dentro del mismo barrio.
Dirigí
el periódico de la FEC y fui elegido al Consejo
Superior de la Universidad, también candidato a
presidente de la FEC. Para costear mis estudios me desempeñaba
como paradocente del Liceo Nocturno de Talcahuano. También
entonces conocí a mi primera señora, Erika
Klenner, quien estudiaba Obstetricia.
En
cuanto a los profesores, en Leyes, imposible no recordar
a Manuel Sanhueza, Augusto Parra y a figuras señeras
como el rector Edgardo Enríquez y el vicerrector
Galo Gómez. Con este último compartí
la prisión.
-¿Cómo
reacomodó su vida?
-Tras
mi detención, me dediqué a trabajar un hobby,
pero que se convirtió en mi sustento, la electrónica.
En 1985 reingresé a terminar la carrera de Leyes
en la Universidad Diego Portales, pese a que antes intenté
hacerlo en Concepción, pero me resultaba muy duro.
Ejercí en el área del derecho laboral y
de empresas, hice un diplomado en Derecho Tributario y
asesoré a empresas extranjeras, lo que hago hasta
hoy.
-¿Cuándo
ingresa a La Nación?
Raimundo
Valenzuela, entonces presidente del directorio, me llama
como representante del directorio , luego fui director
delegado y desde 1998 gerente general. Como tal me ha
tocado comprar las nuevas tecnologías e implementar
la construcción del nuevo edificio, la refacción
del edificio central y la reformulación de las
políticas editoriales.
¿Cómo
es dirigir una empresa editorial en un país no
especialmente lector y donde la mayoría se informa
por la televisión?
Un
desafío mayor. Una parte de nuestra misión
es editar el diario La Nación, otra es dar la posibilidad
de impresión a otros medios, que van desde El Diario
Financiero a The Clinic; desde la revista Rocinante al
Siete + 7 y El Periodista. Es decir posibilitamos que
una serie de proyectos editoriales salgan adelante. Es
cierto que el hábito de lectura no está
demasiado presente, pero editamos Publimetro, una publicación
que ha contribuido a que éste aumente. Tenemos
proyectos editoriales de libros. La lectura es un hábito
que es necesario formar, cultivar, luego viene la cosecha.
Vargas
Llosa contó que en Auckland, vio colas en quioscos
y tiendas Ese día salía el presupuesto de
la nación. Los neozelandeses consideran fundamental
conocer ese material. ¿La información es
cultura?
¡Eso
es algo extraordinario! En una democracia sólida
como ésa, la ciudadanía es alerta, despierta,
preocupada. En Chile se requiere construir ciudadanía
que es una tarea larga, donde el ciudadano esté
vinculado, informado y con derechos que conozca y que
sepa ejercer y exigir. La información sirve y contribuye
a la cultura.
Mónica Silva Andrade
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