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nro 469   Jueves 12 de diciembre de 2002

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Juan Antonio Garrido
La Universidad que hubiera querido para mis hijos

Testigo privilegiado del mítico mayo del 68 durante su primera estada en París, como estudiante de un doctorado, el ingeniero comercial Juan Antonio Garrido (casado con Marcela Stowhas, cuatro hijos y cuatro nietos) sigue siendo realista pidiendo lo imposible: el voto de los 800.000 chilenos que viven fuera e incluso con la propuesta de elección de diputados y senadores ante el Congreso Nacional, al estilo de los representantes de ultramar que existen en la Asamblea Francesa.

Un seminario convocado por la Cancillería, en el marco de la denominada Región XIV, lo tuvo por unos días en Santiago. Tras una vida de trabajo en Francia hoy es un consultor internacional en materias de reingeniería de procesos, lo que le permite viajar por el mundo y asesorar instituciones como el Congreso Nacional de República Dominicana.

-¿Cómo es que un santiaguino llega a estudiar a Concepción?

-Santiago tenía mucha actividad, lo que me impedía concentrarme en los estudios. La U de Concepción y su privilegiada ubicación me lo permitió. Viví en pensión, pero luego lo hice en la Cabina 3, gracias a una beca de bienestar. Esto sucedió entre 1960 y 1965. Fui ayudante e instructor de la Escuela de Economía.

Mi paso por la Universidad fue algo precioso. Me hubiera gustado que mis hijos hubieran hecho el mismo recorrido. Recuerdo esos veranos con música, con actividades literarias, nuestros encuentros con escritores famosos, con filósofos y científicos, las elecciones, los machitunes, y esa interdisciplinaridad siempre presente.

¿Cómo es vivir en París cotidianamente, ganarse el pan?

París es una ciudad armoniosa, bella arquitectónicamente, pero lo principal es que está hecha a escala humana. Yo llegué recién casado a hacer el doctorado en Economía que se suspendió tras los sucesos de mayo del 68. Luego retornamos en 1973 y desde entonces, con intervalos en que hemos tenido que partir a vivir por un año o dos a otro país, nuestro hogar está en París y nuestros hijos se sienten franceses aunque aman Chile.

-¿A qué se dedicó en Francia?

-Fui consultor senior en la Sociedad Sema Group, de economía y matemáticas aplicada, con 16.000 ingenieros repartidos en todo el mundo. Cinco años fui representante del personal de ingenieros en el Consejo de Administración del Grupo. Me conocieron cuando estudiaba en La Sorbonne y me encargaron un estudio de economía de la ciudad de Dunkerque. A mi regreso forzado me acogieron. Me tocó trabajar en México, Argelia, Marruecos, Túnez, Haití (donde viví dos años). Camerún, Brasil, Costa de Marfil, lo que me otorgó la experiencia en campos de competencias como los estudios de estrategia y reingeniería de empresas, de planes rectores de sistemas de información, planes de estrategia y operaciones en el campo de las infraestructuras y práctica de utilización de las tecnologías electrónicas en las actividades de materia gris.

¿Volverá a Chile algún día?

En un mundo globalizado se puede vivir en cualquier parte y acceder virtualmente a donde uno quiera, además que las propias distancias físicas se acortan. Se puede vivir en el campo y acceder con rapidez a los lugares más increíbles. Ya no existe esa urgencia del retorno.

¿Mantiene algún contacto con la U?

Ninguno formal. En París tenemos un centro de ex alumnos informal, lo preside Ubaldo Muñoz, un odontólogo que en su consulta de Saint Germain des Pres atiende hasta primeros ministros y presidentes. El, tras revalidar su título, es un profesional de los mejores en una sociedad exigente.

Cuando da una mirada retrospectiva a su vida ¿qué lugar ocupa la Universidad?

Importante. Guardo un recuerdo especial para la Escuela de Economía, para el decano de entonces Ignacio Pérez. Me brindaron una base sólida que me permitió afrontar todos los problemas cualquiera sea su complejidad económica-financiera durante mi vida laboral. Me gustaría que la Facultad haya vuelto a ser un lugar de encuentro y tolerancia, como lo fue antes y que la Universidad pudiera contar con nosotros para transmitir experiencias a los nuevos alumnos.

Mónica Silva Andrade

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