Una
especie de catarsis nacional cubre el país en estos días
luego de haber finalizado exitosamente la Teletón, en
la cual todos nos vimos involucrados de alguna u otra
manera. Pareciera que el país, y no es malo, de alguna
manera vuelca en un día todas sus capacidades de solidaridad
en beneficio de los niños minusválidos. Por
vez primera se concretó una iniciativa colectiva de los
trabajadores de nuestra Universidad. La intranet fue el
camino escogido para entregar los aportes y un total de
454 funcionarios respondieron al llamado.
Cabe tener presente que a lo largo del año son muchos
los alumnos de esta Universidad que desarrollan tareas
solidarias tanto en campamentos como en sectores rurales.
Los Trabajos de Verano de la Federación de Estudiantes
y de otras agrupaciones de alumnos son una tradición que
se ha mantenido a lo largo de los años; alumnos del área
de la salud realizan frecuentemente estadas en postas
rurales apoyando a las comunas más pobres de nuestra región.
Durante
el año, numerosos afiches en los muros del campus han
invitado a los jóvenes a construir mediasaguas en fines
de semana. La realidad del país es tal que reclama que
el valor de la solidaridad, que ha caracterizado a la
sociedad chilena por muchos años, se cultive para que
no se pierda en medio de las exigentes demandas de esta
sociedad posmoderna. Diciembre, como mes, nos convoca
a mantener la solidaridad; invita a la austeridad; y a
no olvidar a quienes atraviesan dificultades económicas.
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