Claudia Rodríguez
Una profesional de las Leyes
Claudia
Rodríguez Pino ingresó a estudiar Derecho en nuestra casa
de estudios en 1982. Es casada y tiene tres hijos: Andrés
de 15, Javiera de 11 y Gabriela de 6 años. Asumió la jefatura
del Servicio Jurídico, el 23 de octubre.
Entre
sus desafíos se encuentra el tratar de cambiar la opinión
que existe, en todas las instituciones, respecto a los
servicios jurídicos: “los ven como un servicio oscuro,
separado, descomprometido y obstaculizador”.
La
idea es cambiarlo por un servicio que sea facilitador
y que contribuya al éxito de todas las actividades de
la Universidad. Para eso le interesa trabajar con las
autoridades, con los académicos, los investigadores, con
toda la Universidad, creando relaciones fluidas. Para
lograr ese objetivo sabe que es fundamental el trabajo
de equipo. “Vernos hacia fuera como una unidad muy coordinada,
que está contribuyendo al éxito y al desarrollo de la
Universidad” afirma convencida.
-¿Cómo
fue su experiencia en la Universidad?
Fue la etapa de mi vida que más me marcó. Los lazos más
fuertes de amistad surgieron en ese tiempo. Ingresé a
la Universidad con 17 años y poseía una preocupación muy
importante con lo social. Por venir de un colegio de monjas,
Madres Domínicas, mi preocupación religiosa y espiritual
estaba muy presente en mi quehacer. Con mis compañeros
formamos un grupo de reflexión y otro que ayudaba a chicos
que estaban en la cárcel.
- Entonces en la Universidad germinaron sus futuras preocupaciones
Aquí nació mi vocación política. Es que hacíamos tantas
cosas. Recuerdo una etapa con mucha mística, solidaridad,
entrega, amistad... una etapa inolvidable. Las personas
con quienes compartí siguen siendo mis amigos, hasta el
día de hoy, los lazos más fuertes los hice en esa época.
- ¿Cómo fue el cambio de la vida estudiantil a la profesional?
Ese fue más difícil...yo salí de la U, y mi vocación social
continuaba. Entré a trabajar en la Corporación de Asistencia
Jurídica de Lota. Ahí trabajaba media jornada, y en la
otra entré a trabajar en el CIDEM (Centro de Información
de los Derechos de la Mujer), que pertenece al SERNAM.
Hasta que me ofrecieron formar parte de un programa piloto
del ministerio de Justicia, llamado Acceso a la Justicia,
donde estuve 2 años trabajando en una unidad móvil, recorriendo
las comunas más pobres de la provincia. Después me fui
a la dirección regional de la Corporación Nacional Forestal,
Conaf.
- ¿Cuándo se manifestó su veta política?
El
Intendente Jaime Tohá me invitó a formar parte de Gobierno
Regional, como seremi de Bienes Nacionales. Ese fue un
gran desafío. Era joven para lo que en esa época se consideraba
que debía ser la edad de los seremi. Mujer y con hijos
chicos, pensé que iba a ser súper complicado. Me preocupaba
mucho el lado familiar, qué tanto iban a quedar abandonados
mis hijos. Yo sentía el compromiso de hacerlo bien, tenía
que demostrar que los jóvenes podíamos cambiar las cosas.
Fue, como pensé, mucho trabajo, pero maravilloso, dos
años y medio en que lo pasé muy bien. Creo que fue una
gran posibilidad de ayudar, y salí muy contenta, pero
tenía la desventaja de tener a mis hijos un poco solos,
incluso me decían “mamá te vimos en la tele”.
-
¿Cómo se gestó la idea de volver a la Universidad?
El Rector me ofreció formar parte de su equipo, lo encontré
un gran desafío profesional, además había terminado recién
un diplomado en habilidades directivas. Dentro de este
diplomado, nos pidieron que hiciéramos un proyecto profesional,
al hacerlo me di cuenta que lo mío no iba por lo político,
sino por lo profesional, entonces me estaba alejando de
mi camino, por lo tanto tenía que buscar una forma de
retomarlo, y justo surgió esto, y encontré maravilloso
volver a mi Universidad.
Karina Fuentes
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