Rosa Elena Montoya Lara
“Estoy agradecida de la vida”
Desde
que es la coordinadora periodística de la Cancillería
su vida se volvió más agitada de lo que era hasta hace
un mes y medio, y eso, ya es bastante. Desde entonces,
su celular no se apaga ni por un segundo, línea abierta
las 24 horas, atenta a la agenda de la ministra Soledad
Alvear, que, en ocasiones, no repara en horarios.
Rosa
Montoya forma parte de la segunda promoción de la reabierta
carrera de periodismo. Pertenece a ese grupo de profesionales
que se formó en la “escuelita” que estaba frente a Rectoría,
en calle Víctor Lamas, con su “cafeta” y “sala de máquinas”
incluidas.
Después
de dejar la Universidad en 1995 realizó algunas producciones
audiovisuales locales y colaboró con ediciones especiales
del diario El Sur. A los temas económicos llegó por iniciativa
propia cuando trabajaba en la agencia Orbe de la capital,
temas que luego asumió en propiedad por decisión editorial.
Derivó después a macroeconomía mientras estuvo en el desaparecido
diario La Epoca, hasta anclar en comercio exterior en
El Diario financiero.
-
¿De qué manera influyó el paso por El Diario en su desarrollo?
-
Mucho, porque creo que en comercio exterior no hay muchos
periodistas. No es un tema difícil, pero sí muy técnico.
En mi caso, mi conocimiento del área fue muy específico.
Esa
especialización la llevó a la dirección de Relaciones
Económicas Internacionales de la Cancillería, Direcon,
donde trabajó poco más de un año como parte del equipo
de periodistas, aunque abocada principalmente a las negociaciones
con Estados Unidos por el Tratado de Libre Comercio.
“En
ese año y dos meses –afirma- aprendí mucho más del sector,
siempre en las relaciones económicas internacionales,
y desde ahí se conoció mi trabajo en el gabinete del Ministerio.
Entonces creo que el trabajo en El Diario fue fundamental
porque en el reporteo tuve muy buenas fuentes, gente que
me enseñó mucho, tanto empresarios como gente del gobierno”.
Mientras
reporteaba para El Diario temas de comercio exterior fue
testigo privilegiada del estallido social en Seattle,
promovido por organizaciones antiglobalización en diciembre
de 1999 durante la reunión ministerial de la Organización
Mundial de Comercio (OMC). Era la única periodista chilena
en el sitio y en el momento preciso. Dos años después,
estaba en Washington junto al equipo negociador chileno
por el TLC con Estados Unidos cuando se produjeron los
ataques del 11 de septiembre. Pero quizás el momento más
importante de su carrera profesional se produjo recién
hace algunas semanas en Bruselas, con el término exitoso
de las negociaciones entre Chile y la Unión Europea.Estuvo
en la capital belga acompañando a los negociadores chilenos,
como lo había hecho desde Direcon y antes como reportera,
y preparando el camino a la Canciller.
-
¿Qué significado tuvo para usted ese momento?
-
No me he dado el tiempo para pensar mucho en eso, creo
que son procesos súper importantes. Sólo después, cuando
tuve que sentarme a definir el plan de difusión del acuerdo,
tomé conciencia de que éste era el gran logro del gobierno
de Lagos. Y lo personal viene del lado profesional; me
siento contenta porque dentro de esos logros he participado
desde el punto de vista comunicacional.
-
¿Se siente privilegiada por haber vivido esos procesos?
-
Yo no sé si privilegiada, pero sí estoy agradecida de
la vida, de muchas cosas que he conseguido en términos
profesionales. Sé que en parte se me han dado oportunidades,
que he sabido aprovechar bien, pero creo que hay una gran
cuota de esfuerzo. Reconozco que me he dedicado mucho,
y lo digo sin modestia, me he dedicado a este tema, me
he preocupado y he aprendido, y en ese sentido creo que
sí he sido privilegiada.
-
¿Y qué recuerda de su paso por la Universidad de Concepción?
-
La Universidad tiene muchas aristas. Estás en una etapa
en que eres joven, recién saliste del colegio o poco después
de salir de él. En mi caso, había salido de mi casa, era
de Santiago y llegué a Concepción, entonces la universidad
no sólo fue el plano académico. Tuve buenas relaciones
con muchos profesores de ahí y muy buenos amigos... creo
que esas son las cosas que trascienden más allá de la
enseñanza que uno recibe... Los mejores amigos que tengo
en este momento, y que han seguido conmigo, son del período
de la universidad.
Erwin
Acevedo Ibáñez
|