Carmen Silva Gunderlach
Especialista en Metalurgia
Hasta
diciembre pasado fue jefa del departamento de Materiales
Nucleares de la Comisión Chilena de Energía Nuclear, donde
ha trabajado casi toda su carrera. Actualmente es la representante
de la dirección Ejecutiva en el Sistema Integral de la
Calidad ISO 9000-2000. Es profesora de Electroquímica
en la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Santiago
y participa como relatora de cursos dirigidos a empresas
mineras.
En
una misión de trabajo en Viena se encontraba Carmen Silva
Gundelach (casada, dos hijas) cuando sintió la fuerza
de esto de "ser de la Universidad de Concepción".
Conversaba con el embajador de Chile en Austria sobre
temas laborales, cuando hubo un momento para la evocación
y descubrir que ambos eran ex alumnos. Desde ese momento,
el diplomático la presentó con su cargo, sus tareas, pero
muy especialmente con su condición de ingeniero civil
metalúrgico titulada en nuestro plantel.
-¿Cómo
se escribe su historia como alumna de la U?
-De
manera muy sencilla. Mi familia es penquista, razón por
la cual entré a estudiar a la Universidad. Era 1966 y
existía el Propedeútico para quienes ingresaban. En el
segundo me fui a la facultad de Ingeniería donde viví
un ambiente agradable, de gran compañerismo, de compartir,
de mucho compromiso y de grandes ideales. -Forma parte
de una familia de profesionales de nuestra Universidad
-Mis hermanos Guillermo y Darío estudiaron Derecho, mientras
que el menor, Fernando, estudió Ingeniería. Guillermo
es ministro de la Corte de Apelaciones de Concepción y
Darío tiene el mismo cargo en la Corte de Apelaciones
de Chillán. Fernando se dedica a las asesorías. Mis padres
viven en Concepción razón por la cual soy una permanente
viajera. Me casé con mi compañero de curso, Fernando Puchi.
-¿Cuándo y dónde parte el ejercicio de su carrera?
Me
recibí en 1972 y partí a Santiago. Ingresé al Centro de
Investigaciones Minero Metalúrgico, CIMM, al área de investigación.
Ahí estuve cinco años y entre las cosas interesantes hice
un estudio sobre cuánto cobre se perdía en la escoria
de El Teniente. Ya casada partí a Alemania con mi marido
a doctorarse en Ingeniería Metalúrgica. Vivimos en Berlín,
aprendí alemán e hice un diplomado en Metalurgia en la
Universidad Técnica de Berlín. Allá nació nuestra primera
hija. En 1979, de regreso al país, entré a Intec y en
1980 a la Comisión Chilena de Energía Nuclear.
-¿Qué
temas o proyectos destacaría de su actual trabajo?
-Uno que yo generé con relación al uso del cobre como
contenedor de desechos radioactivos de alta actividad;
también trabajé en el área hidro metalurgica del uranio
y me he especializado en el área de investigación de la
corrosión como un problema termodinámico.
-¿Le
ha complicado dirigir equipos de hombres?
-He
tenido suerte, la vida me preparó al ser la única entre
tres hermanos,con mucha presencia masculina, lo que se
ha revertido ahora en el caso de mi propia familia. Culturalmente
sigue existiendo la dosis de machismo correspondiente
en todos los ámbitos, pero posible de aminorar. Trabajar
con grupos es una tarea, un aprendizaje, al que dedicarse
con mucha seriedad.
-¿Cuál fue el aporte central de la facultad en su formación?
-Para
la época nos preparaba bien, con una Facultad bastante
posicionada frente al avance tecnológico de finales de
los 60 y principios de los 70. Tengo muy nítida en mi
memoria la figura del profesor Alexander Sutulov, quien
fue capaz de “seducirnos” a un grupo que estábamos para
ser ingenieros químicos y llevarnos a la metalurgia. Además
muchos de quienes fueron mis compañeros son ahora académicos
de la misma Facultad, el caso de Mario Sánchez, de Fernando
Márquez, de Antonio Pagliero. No sé hoy, pero una de las
carencias que he detectado con el tiempo es un aporte
humanístico a la carrera, que es importante. Donde más
débil me he sentido es en el ámbito de los recursos humanos,
del manejo de grupos. Es necesario precaver que en la
medida que se avanza en la profesión uno debe estar a
cargo de grupos y poseer herramientas de liderazgo.
Mónica
Silva Andrade
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