Francisco
Nualart, premio científico joven
“Hacer ciencia es una forma de vida”
Recientemente
reconocido por la Sociedad de Biología de Chile con el
premio Bios Chile como el científico joven más destacado,
Francisco Javier Nualart Santander, de tan sólo 37 años,
ya cuenta con una prominente carrera que lo sitúa en un
lugar de honor entre la elite científica nacional e internacional.
Nacido
en Valdivia, realizó sus estudios en la Universidad Austral;
en 1986 obtuvo la licenciatura en ciencias biológicas;
en 1989 alcanzó el grado de magister en Ciencias, mención
Histología; y en 1995 el grado de doctor en ciencias,
mención biología celular y molecular. Ha realizado estadías
pre y posdoctorales en destacadas universidades e institutos
científicos de España, Francia y Estados Unidos y desde
1995 se desempeña como profesor asociado en el departamento
de Histología y Embriología de la facultad de Ciencias
Biológicas de nuestra Universidad.
“La
ciencia es mucho más que hacer experimentos, es una forma
de vida, es exactamente una vocación que termina entregando
una felicidad indescriptible a quien la practica sin ambiciones
y busca siempre la esencia del saber”, fueron las palabras
de Nualart durante su discurso de agradecimiento al premio,
y que resumen su actitud frente al conocimiento y a la
vida.
¿Cómo nació su interés por la ciencia?
Mi vocación científica se definió cuando yo era bastante
joven. Desde muy pequeño fui y aún sigo siendo muy extravertido,
lo que me permitió ser curioso, preguntar, interesarme
en las cosas que pasaban a mi alrededor. En el desarrollo
de esta afición fue fundamental mi padre, pues él me incentivó
a conocer cosas nuevas, a conversar y discutir largamente.
¿Es
difícil ser científico en Chile?
Ser científico significa mantener una productividad permanente,
de alta calidad, que te permita ser reconocido y lograr
el financiamiento para tus investigaciones. Muchas veces
es difícil mantener esa continuidad por varias razones;
el trabajo científico es de tiempo completo, muchas veces
no te permite una vida familiar normal ni desarrollar
otro tipo de actividades. En todo caso, ese desafío está
latente, porque cada día es más la competencia de profesionales
del extranjero con mucha más productividad, y a veces,
más conocimientos.
¿Cómo
vislumbra usted el rol social y educativo de los científicos?
El
rol educativo se da, en mi caso, en la docencia. En mi
relación con los alumnos yo intento que ellos pregunten,
se interesen por un tema y conversemos. El mundo científico
es muy atrayente para los jóvenes y es necesario guiar
esas aptitudes hacia futuras vocaciones científicas. Desde
el punto de vista del docente, esta función educativa
me impone una actualización permanente y me da la oportunidad
de crear el conocimiento y a la vez, transmitirlo. Respecto
al rol social, considero que es un poco más complejo pero
no imposible. Hay un problema cultural de por medio que
aleja mucho al mundo científico de la comunidad; además,
muchas veces resulta difícil transmitir el conocimiento
en forma simple, aunque estoy consciente de que es uno
de los principales desafíos de quienes hacemos ciencia.
Marcia
Moreno
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